Don Inda y Magdalena

ES LA MINISTRA de la democracia que hizo más kilómetros de AVE y de autovías. Kilómetros a kilómetro, palada a palada. Así cada día. Es la ministra más dicharachera, sincera y espontánea. Es trabajadora, competente y acostumbra a atajar los problemas antes de que se produzcan. La ministra MagdalenaÁlvarez es el gran activo del Gobierno de Rodríguez Zapatero, donde ya resulta difícil decidir quien es el mejor. Pero hay gente mala. Hay gente que quiere que la ministra Magdalena se rinda, entregue la cartera y regrese a su Sevilla. Hay gente que no soporta ver a una mujer tan eficiente, educada, humilde y responsable al frente de un ministerio. Y le amargan la vida. Tanto se la amargan que ella misma ha tenido que traernos a la memoria la persecución que le hicieran a don Indalecio Prieto y la similitud con la que ahora ella padece. No era necesario que nos lo recordara. Todos sabemos que las vidas de la ministra Magdalena y de don Inda son como dos gotas de agua. Grandes intelectuales, brillantes oradores, figuras destacadas de la política, luchadores por las libertades, dos escritores de éxito y extraordinarios pensadores. Son muy, muy parecidas las trayectorias y los compromisos sociales y políticos de la ministra Magdalena y don Inda. Sólo existe una pequeña diferencia. Mínima, pero diferencia. Cuando don Indalecio creyó no obrar bien escribió: «Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera». A día de hoy la ministra Magdalena no ha tenido necesidad de reconocer ni un solo error. Y no sólo eso, nos ha dicho que salir corriendo es de cobardes. Pero si nadie le ha pedido que se vaya corriendo. Con que lo haga pasito a pasito, nos damos por satisfechos.