PANORAMA
El desencanto de la política
HAY quien dice que en España hay democracia a pesar de los partidos políticos. Y es que entre las múltiples cuestiones que están pendientes de revisión, el funcionamiento de los partidos debería ser objeto de reformas. tenemos razones para afirmar que hay que ser muy romántico o tener muy poco que perder para afiliarse a una organización política en un país de listas electorales cerradas en las que al día siguiente de lograr el escaño se olvida la obligación moral de cumplir con la circunscripción electoral dónde se han logrado los votos que dan carta de naturaleza a la representación popular. Viene a cuento del anuncio que ha hecho recientemente el presidente del Congreso Manuel Marín. Pero es muy esclarecedor lo que dice el padre de la Constitución, profesor universitario y ex Presidente de las Cortes, Peces Barba. «Son las consecuencias de un sistema que confunde lealtad con la sumisión y que considera a quienes actúan en el espacio público como unos delegados al servicio del poder supremo; por estas razones el sistema ha ido perdiendo a muchas personas decentes que se van en silencio para no perjudicar». La calidad de la democracia es directamente proporcional a la calidad de las personas que se transforman en personalidades en razón al cargo. Y todos tenemos la íntima convicción que hay una pérdida alarmante de calidad y categoría en el arco partidario que ejerce y administra el poder. Marín tiene historial profesional para pronunciarse como lo hizo. Menos: insultos, filibusterismo y emboscadas. Más: inteligencia, argumentación, solidez, respeto, discurso. En definitiva clase y autoridad científica y moral. Quizá necesitemos la llegada de otra generación que nos ilusione con sus ideas, pero sobre todo nos devuelva la emoción de creer en el propio sistema, capaz de conciliar la convivencia, construir los acuerdos de gran calado y mostrar las necesarias diferencias de modelos para tener clara la oferta que podemos votar. De lo contrario languideceremos y veremos cada vez más aventureros que se conforman con las prebendas del poder y el glamour de la notoriedad.