TRIBUNA
León y el golf
LAS SIGUIENTES reflexiones vienen a cuento de determinadas opiniones referentes a los perjuicios que puede suponer para León y su medioambiente la construcción del campo de golf que actualmente está proyectado al principio de la carretera de Carbajal de la Legua por parte de una constructora y su posterior cesión al Ayuntamiento de León. En primer lugar me gustaría referir los argumentos de los grupos que se oponen a la construcción del campo de golf. Dicen que constituye un atentado al medio ambiente y a las especies botánicas de esa zona, al mismo tiempo que supondría un derroche en el consumo de agua y también que los pesticidas dañarían determinadas especies animales y vegetales. Señalan entre otras cosas que sería un derroche y una ostentación que el Ayuntamiento de León mantuviera un campo de golf habiendo otras prioridades, por considerarlo un lujo donde solo pueden jugar determinados privilegiados. Dicho esto, a continuación intentaré rebatir estos argumentos llevando a la mente del lector no avezado una serie de datos extraídos, tanto de la Federación Española de Golf como de opiniones de expertos. Actualmente en León existen dos campos de golf de titularidad privada, frente a los 28 campos del resto de la Comunidad, destacando Burgos con seis y provincias como Ávila, Valladolid, Soria y Segovia con cuatro cada una. Otra comunidad limítrofe como Asturias tiene once campos de golf de los que al menos cuatro son de titularidad municipal. León no tiene por tanto ni exceso de campos de golf ni tampoco tiene ninguno municipal, por tanto todo aquel que quiera jugar al golf con cierta asiduidad debe hacerse socio de uno de los dos que existen o desplazarse a otras provincias, esto si supone un importante dispendio económico pues los campos de golf privados son caros, ello impide a una inmensa parte de los leoneses acceder a este deporte, por otra parte cada vez más demandado entre las personas de media y avanzada edad y especialmente entre los jubilados que ven aquí una forma muy divertida de hacer deporte y ocupar el tiempo libre, invito a los escépticos a que se den una vuelta cualquier día del año por un campo de golf municipal. El acceso tanto al aprendizaje como al juego en un campo de golf municipal es asequible a todo el mundo, un ejemplo de ello es que el campo municipal de la Llorea en Gijón es el campo que más green fees (tickets para salir a jugar) vende al año en toda España. Por tanto ni hay lujo ni privilegio en un campo de golf de titularidad municipal. En este punto, dado que la adscripción política de los opuestos al campo de golf está en determinados ámbitos de la izquierda y dan a entender que para jugar al golf uno debe ser rico y de derechas, me gustaría resaltar que el citado campo de la Llorea en Gijón así como el Tragamón en la misma localidad y el de Llanes fueron construidos con alcaldes socialistas, Areces los de Gijón y Trevín el de Llanes. Respecto al derroche de agua, es precisamente León la provincia que más agua tiene de toda la Comunidad, tanto es así que cedemos agua a otras provincias. También hay que saber que los campos de golf se pueden regar con aguas residuales no aptas para el consumo y por tanto no potable. En el diseño de los campos de golf existen lagos que tienen varias finalidades, aparte de la estética y de aumentar la dificultad del campo sirven como reservorio acuífero y con el agua del riego formar un circuito cerrado para de esta manera reciclar el agua que se utiliza para regar. En comunidades como Andalucía donde existe la mayor densidad de campos de golf de toda Europa y hay déficit de agua, la totalidad del agua del riego procede de depuradoras y de los lagos artificiales. Por otra parte el campo a que nos referimos estará al lado de un río regulado por la presa de Casares. Es difícil sostener el riesgo para el medioambiente y las especies animales y vegetales cuando en la mayor parte de los campos de golf existen gran variedad de ambas especies. En el campo de golf de León hay conejos, zorros, patos y diversas especies de aves que tienen su hábitat en el propio campo, por no hablar de las numerosas especies arbóreas entre las que en León destaca el roble. En los lugares que ocupan muchos campos de golf, de no existir éstos, estaría ocupado su lugar por auténticos secarrales que se me escapa el beneficio que aportan al medioambiente. A todo esto hay que añadir que un campo de golf crea empleo directo e indirecto y fomenta algo tan importante para el futuro de León como es el turismo. En el caso que nos ocupa, el valor añadido sería que el campo es cedido al ayuntamiento por la empresa y por lo tanto sin los costes de construcción. Estoy de acuerdo en muchas de las reivindicaciones ecologistas, pero creo que en este asunto están equivocados o no suficientemente informados y probablemente haya otras muchas causas que pueden merecer su atención, por ejemplo: en el entorno del paraje donde se quiere construir el campo de golf existen multitud de urbanizaciones, algunas de dudoso gusto, con auténticas agresiones al medioambiente y muchas de ellas sin cumplir los planes de urbanismo. Por último señalar como galeno y estudioso de las cosas del cuerpo humano, que una de las situaciones que más paz aporta al espíritu y mayor sensación de bienestar produce es la visión y el contacto con verdes praderas recién segadas, lo que constituye la esencia de los campos de golf. Ello tiene el efecto en nuestro organismo de generar endorfinas (la base bioquímica de la felicidad) y consecuentemente reforzar nuestro sistema inmunológico, lo que trae consigo una protección contra la mayor parte de las enfermedades (cáncer, infarto, infecciones¿). Esto, junto con la promoción de un ejercicio físico moderado y asequible a todas las edades como el que supone jugar al golf, sería motivo suficiente para apoyar este deporte y de manera especial si es de titularidad municipal.