Diario de León

DESDE LA CORTE

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Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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INFORMACIONES difundidas ayer desvelan que el PSOE ha iniciado un proceso de revisión doctrinal: excluye de su programa todo lo que pueda molestar a la jerarquía eclesiástica. De esa forma, se eliminará referencias al aborto o la eutanasia. Dan ganas de decir: bienvenido al centrismo, señor Zapatero. Pero, como no escribimos para expresar sentimientos personales, hay que pensar otra cosa: los estudios de opinión han llevado a los socialistas a la conclusión de que las próximas elecciones sólo se ganan desde la moderación. Las propuestas de 2.004 sobre las mismas materias estaban pensadas para no ganar. Las de 2.008 están condicionadas por la posibilidad real de victoria. Esa es una. La otra es que la renuncia a esos dos objetivos incumplidos pone al PSOE en dificultades para renovar pactos con sus recientes apoyos; especialmente con Izquierda Unida. Y eso significa que o piensa cambiar de socios, o alberga esperanzas de alcanzar la mayoría absoluta. Pienso que acaricia ambas posibilidades. Si están rotos los lazos con Esquerra Republicana, que hoy no votaría la investidura de Zapatero, su sustituta natural sería CiU, a pesar de todos los desencuentros actuales. E Izquierda Unida podría dejar su puesto a los nacionalistas de Euskadi, que acaban de redescubrir los beneficios de entenderse con ZP: en el mercadeo de Magdalena Álvarez han descubierto y explotado una auténtica mina de oro, que es nada menos que el primer paso para la constitución del banco público vasco. En cuanto al sueño de la mayoría absoluta, es más que una ilusión. Es una meta, que también ayer señaló el repescado José Bono: va a encabezar la lista de Toledo con esa ambición, y así lo confesó. El propio Bono es un instrumento. Si él representa la conexión con los sentimientos españoles frente a los anteriores devaneos con los nacionalismos periféricos; si lleva la patente del ala derecha del socialismo; si es el contrapeso del izquierdismo de un presidente que se definió a sí mismo como «rojo», su nombre está llamado a ser una parte sustancial de la operación de ocupar una gran parte del espacio político. Sumen ustedes todos los datos hasta ahora disponibles: continuidad de Solbes, que tranquiliza a la derecha económica; vuelta de Bono, que serena a la derecha política; tranquilidad de la Iglesia, para que no vea más a los socialistas como enemigos¿ ¿Qué sale? Le podemos llamar giro a la derecha o ataque de moderación, da igual; pero es un intento muy serio de situarse donde presuntamente está la mayoría de la sociedad. Es un mensaje muy serio para Mariano Rajoy. Tendría narices que, siendo el más avanzado en programa, se quedara atrás por no resolver lo más fácil: la cuestión personal.

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