LA BRÚJULA
Adiós a un gran personaje: Candel
EL PASADO 27 de noviembre falleció, a los ochenta y dos años de edad, el ensayista de la inmigración barcelonesa de los años 60 y 70. Nos referimos a Francisco Candel, un inmigrado a Cataluña cuando contaba con dos años de edad. Candel, un hombre sin estudios superiores, no dejó de leer todo cuanto cayó en sus manos. Un poderoso instinto de observación le dotó de un penetrante olfato, incluso periodístico, que le encumbró en la sensibilidad catalana, cuando todavía la Ley de Censura o «Ley Fraga» obligaba a presentar los textos para que el censor oficial pudiera decidir sobre la publicación, la multa, la suspensión por tres meses o el reposo para la eternidad del autor. Todo esto explica que en los libros básicos de Francisco Candel ( Els altres catalans o Ser obrero no es una ganga ) con el tórtulo ondeara un banderín de enganche. Desde sus escritos, Francisco Candel, abogó por una integración destinada a construir una verdadera comunidad. En su primer libro describe de forma magistral la llegada a Barcelona de miles de aragoneses, valencianos y, sobre todo, andaluces, que habían tomado la opción más dramática. Como decía Lenin, «ante la desesperación habían decidido votar con los pies», yendo a parar a los infames refugios edificados en las faldas de la histórica montaña de Montjuich, Can Tunis, Nou Barris y el Can de la Bota. Para éstos inmigrantes era imprescindible la asimilación de un conjunto de palabras en catalán, aunque no fuera muy nutrido. La que Francisco Candel encontró más rápidamente incorporada al lenguaje cotidiano era «plegar», un verbo que significa «terminar» y con el que daban por concluida una dura jornada laboral. Sobre estos inmigrantes había caído -hoy ya no es así- la peyorativa denominación de «charnego». Esta palabra despectiva que ha tardado años en desaparecer del acervo común, tiene origen francés y se reservaba anteriormente para los que hoy todavía llamamos buhoneros. Pues bien, en manos de Candel, esta casi imprecación es recibida y dignificada. La desaparición de Francisco Candel, excelentemente comentada por Eugenio Madueño y José Martí Gómez, ha supuesto un duro golpe en Cataluña. Han sido también, muy sentidas las palabras de Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat, quien en sus días, además de otorgarle la distinción de mayor valía en Cataluña, la Medalla de Oro de la Generalitat, también adoptó para sus discursos y soflamas la definición de Candel según la cual «es catalán el que vive y trabaja en Cataluña y tiene la voluntad de serlo».