EL PAISANAJE
Un tricornio y un trienio
HE ACUMULADO en la vida antigüedad más que suficiente para tener hijos mayores que el guardia civil Raúl Centeno, de 24 añines, el último de tantos de por aquí asesinados por ETA. Si no me falla la memoria, el penúltimo fue el militar comandante Cortizo, compañero mío de estudios adolescentes en la misma clase del seminario de La Bañeza, muerto por una bomba lapa de péndulo un poco más abajo de las escaleras del colegio de los Maristas una Navidad de hace quince años. A no más distancia en metros iba un chaval también mío en una motocicleta Aprilia recién estrenada, mientras la radio retransmitía el sorteo de la lotería. Al que le toca, le toca, y el mundo es un pañuelo. Lamento sinceramente si estas líneas causan dolor a los deudos de Cortizo, camarada de otros tiempos, y a los del guardia Centeno. El primero, que, si no recuerdo mal, era de la Rua Petín, el Barco de Valdeorras o de alguna parroquia arrimada, en todo caso de la diócesis de Astorga, llevaba cierta veteranía en esta vida, aunque eso nunca justifica la muerte por gajes del oficio. Respecto al segundo, ni le dieron tiempo de sumar un trienio de plus. Cuando algún majadero con mucho mando en plaza dice que el conflicto vasco o el catalán queda lejos de aquí, después de estudiar con Cortizo y yo en el seminario de La Bañeza, y que en León todos tranquilos porque no hay violencia, me entran ganas de partir más de una jeta, como cuando era mozo. La edad media de nuestros maderos y picoletos es de 54 tacos -la misma que la tuya y la mía, macho- y regresan al terruño baldados después de acumular quinquenio tras quinquenio. Raúl apenas llegó a tres años para no heredar la casa solariega de Grulleros, municipio de Vega de Infanzones, topónimos ambos antiguos y leales donde los haya. Aquí no pasará nada, pero a los mejores nos los matan por ahí fuera. A lo peor me meto en camisa de once varas, pero el único trienio de Raúl era el del dichoso proceso de paz de Zapatero, toma y daca de tres años. Otro de por aquí. Pero no se parecen en nada.