El puente

VIVA LA CONSTITUCIÓN. Puentes como estos son balsámicos y terapéuticos, regulan estocks industriales,serenan el discurso económico, salvan el ejercicio a las agencias de viajes, llenan los restaurantes del norte de Portugal, incrementan el consumo de gasolina, ponen los mas remotos rincones de España y sus casas de turismo rural al alcance de miles de compatriotas y alargan los gastos navideños en esta orgía de consumo que concluye con el inicio de las rebajas de enero. Los puentes son un antídoto contra la recesión, apuntalan todos los indicadores económicos que se embozan tras las hipotecas, y son una cláusula negociable en los convenios colectivos. Pero la hipérbole de los puentes son los acueductos, los pretextos para sumar un par de días a las fiestas y totalizar una semana de vacaciones no previstas y que dan al traste con la media de productividad del país. Los acueductos santifican las fiestas, incluso las laicas y Santa Constitución es la primera bisagra que dobla en dos o mas mitades el mes de diciembre. Diciembre como agosto pero con más champán y pascuas felicitadas. Por Europa adelante no entienden como de forma repentina miles de españoles en días europeos laborables se lanzan al consumo por las calles de las viejas capitales como si enloquecieran de forma repentina. No importa el frio, no se evita la nieve ni la lluvia, diciembre en París, en Praga o Berlín sigue siendo una maravilla y una reivindicación permanente que solo es posible gracias al puente de la Constitución y el genial invento de la paga extra. Trafico organiza operaciones salida como si estuviéramos a punto de comenzar julio. Los periódicos anuncian semanas en la rivera maya o en Egipto a precios de fuera de temporada y los sociólogos de guardia se esfuerzan en desentrañar las razones de toda esta locura en un país de pensiones exiguas poblado por mil euristas que habitan una sociedad dual. Debo de concluir como comencé, dando otro viva a la constitución puesta bajo la advocación de la Inmaculada, y pidiéndole que puente y Carta Magna nos duren muchos años.