EL BALCÓN DEL PUEBLO
Idiocia de un campanazo
HA HECHO MUY bien el secretario provincial del PP, Eduardo Fernández, desautorizando a Máximo Campano, el impresentable corregidor de Vega de Infanzones. Culpó al Gobierno del último atentado etarra y, en particular, a su presidente, Rodríguez Zapatero. Ni por un momento puede parecer que representa a los alcaldes del PP. Es una majadería de cosecha propia. Únicamente es representativo de ese sector de la población que necesita que Eta asesine para poder culpar a Rodrígurez Zapatero. Un sector alimentado por la prensa facinerosa y por la radio de Rouco Varela. Un sector, digámoslo claro, que es muy minoritario entre la derecha española. Lamentablemente, uno de sus cavernarios es el alcalde de Vega de Infanzones. Si tuviera un minuto de lucidez, debería presentar la dimisión. Basten estas líneas -no merece ni una más- para rechazar con contundencia su calentón. Fue la idiocia de un campanazo. Pero quiero abrir los cuarterones de este balcón para otros temas de fondo. En días pasados Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, ha proseguido su campaña en pro de las fusiones de las cajas de ahorros. Siguiendo su argumentación, lo mejor sería que hubiera una sóla caja en nuestra comunidad autónoma. O mejor todavía: una sóla en toda España, o una en toda Europa, que tendría aún mucho más músculo financiero. Pero eso, ¿para quién sería lo mejor? En el PP dicen que están los liberales partidarios de la libre competencia y de que los ciudadanos reciban y puedan elegir entre diferentes ofertas y servicios. Sin embargo, cuando están en el poder se hacen partidarios de los monopolios y oligopolios. Eso sí, si son ellos quienes controlan el cotarro. Mientras el presidene de Caja España, Santos Llamas, respondía a Juan Vicente Herrera con unas declaraciones precipitadas y dubitativas, los presidentes de Caja Burgos y de Caja Ávila lo hicieron tranquila y tajantemente. Le dijeron sin sordina: no a las fusiones. Y ahora voy a hincarle el diente al informe Pisa de la OCDE que acaba de hacerse público. La situación de Castilla y León, junto con La Rioja, es de las menos mala en ciencias y en matemáticas y francamente mala en cuanto a lectura. Especialmente grave para la bajada que se recoge en el nivel de comprensión de lectura en los alumnos de 15 años. Estamos hablando de la capacidad para entender, usar y analizar textos. Es evidente que hay un gravísimo problema en toda España y que debe obligar a revisar el sistema educativo. Pero no se debe olvidar que los principales responsables de ese bajo nivel del alumnado son sus padres y la sociedad en su conjunto. Porque cuando desde desde la familia se le da preferencia y se regalan maquinillas matamarcianos en lugar de libros, se está fomentando el analfabetismo funcional. Y cuando en las horas de posible audiencia infantil y juvenil las televisiones emiten programas tipo tomatero se está fomendando lo contrario a la cultura del estudio, del esfuerzo, del aprendizaje y de la superación. Por eso es imprescindible ponerse de acuerdo en que los resultados educativos también delatan una enfermedad del conjunto de la sociedad. Porque la educación, o la deseducación, empieza mucho antes de la escuela. 1397124194