Síndrome de Estocolmo
Sobre Caja España y la Fundación Monteleón En este año que paso a engrosar las filas de los octogenarios, y que celebraré las llamadas bodas de oro, cumplo otra efemérides que para mí ha tenido una gran importancia, cumplir treinta años como miembro de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, hoy Caja España, de los cuales catorce años fui miembro del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros, diez años actuando como secretario de la misma, y dos años como miembro del Consejo de Administración de Caja España, y patrono desde su origen de la Fundación Monteleón. De Caja España como institución financiera sabemos muchas cosas pero nos conviene saber que la Fundación Monteleón, que surge como iniciativa de la propia Caja, es una institución sin ánimo de lucro que tiene como primer y fundamental fin la promoción y desarrollo de toda clase de actividades culturales, docentes, científicas, artísticas, literarias, y la defensa del medio ambiente a través de su estudio y valoración. Es, pues, un objetivo fundacional de Monteleón preocuparse desde el conocimiento de los hechos de todo aquello relacionado con nuestro patrimonio cultural y natural. Desde el año 1990, año de su fundación promovida por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, hoy integrada en Caja España de Inversiones, la Fundación Monteleón viene dando muestras reiterativas de una gran sensibilidad hacia todo aquello que conforma la idiosincrasia de nuestra tierra y en particular con su Medio Ambiente. La Fundación Monteleón y la Caja son, pues, grandes instituciones solidarias y comprometidas, que no sólo se expresan con becas para cursos de formación o doctorandos de investigación de nuestros mejores universitarios, o con la organización de congresos internacionales (Monarquía y Sociedad en el Reino de León), o con la publicación de trabajos de investigación, sino que se involucra con la sociedad promoviendo el conocimiento y la divulgación científica de aquellos temas que contribuyen al desarrollo sostenible de nuestra tierra, y apoyando aquellos proyectos económicos que crean riqueza y futuro para el Bierzo. Hoy quiero despedirme públicamente de esta querida y necesaria institución, ya que ceso como miembro de la Junta Ejecutiva del Patronato de la Fundación, dando las gracias a todos los impositores de Caja España que me dieron su apoyo y aliento para que representara al Bierzo en la misma, cuestión que siempre hice con orgullo y con apasionamiento. Desde estas instituciones, Caja España y Monteleón, he podido hacer valer la voz y los intereses del Bierzo con humildad pero con convicción y energía, así se apoyó la creación de la Escuela de Música y la Universidad Nacional a Distancia, se participó en la creación del Campus Universitario del Bierzo, se impulsa el Conservatorio de Música, se da apoyo a la actividad cultural, se participa en el Patronato de las Médulas, en las Edades del Hombre, se donan recursos materiales a los centros educativos como el Instituto Virgen de la Encina, etcétera. Igualmente y en el orden económico el compromiso de Caja España con El Bierzo es indudable, y en este apartado quiero reconocer la labor de insignes presidentes de la institución como Emilio Hurtado, Julián de León, Joaquín López Contreras, al director general, José María Cordero del Campillo y al vicepresidente Luis González Pérez, quienes desde sus responsabilidades siempre fueron receptivos con el tejido socioeconómico, empresarial, educativo-formación y cultural del Bierzo. Ángel Cabo Díez (León) Carlos Deo (En la edición diariodeleon.es).