TRIBUNA
Melonadas
SEGÚN el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, melonada significa torpeza, bellaquería. Pues bien, en las últimas semanas se han producido un buen número de ellas. En algunos casos, pocos, simples melonadas; en la mayoría, la melonada no está exenta de cierta bellaquería. Así, constituyen una melonada bellaca las declaraciones realizadas por don David Taguas, principal asesor económico de Rodríguez Zapatero, en un encuentro con empresarios celebrado en S'Agaró, quien con el único objetivo de ensalzar de forma triunfalista la política económica de ZP, atacó, para ello, a Rodrigo Rato, del que dijo: «Rato sabe de economía lo que yo de reproducción de elefantes». Yo no sé lo que sabe de reproducción de elefantes este mediocre funcionario, compinche en todas las tropelías que desde Moncloa se han cometido en el caso de la opa a Endesa y con el intento de asalto al BBVA. Pero lo que sí sé es que Rodrigo Rato, además de licenciado en Derecho, es doctor en Economía y Master en Administración de Empresas por la Universidad de Berkeley (California). Es, hasta dentro de unos días y después de su sonado fichaje por un banco inglés, director general del Fondo Monetario Internacional que, no podemos olvidar, es la primera institución económica mundial. Y lo que es más importante, la inmensa mayoría de los españoles reconocemos que como ministro de Economía de los gobiernos de Aznar ha sido el artífice, mal que le pese al tal Taguas, de todos los éxitos económicos de España en los últimos años: equilibrio presupuestario, reducción del impuesto de la renta, recuperación de la economía e intensa creación de empleo, etcétera. Este llamado «milagro económico español» es el que permitió a España entrar en el euro y reducir a la mitad la tasa de paro que existía en 1996, cosas que ni sus más acerados críticos han negado; más bien la inmensa mayoría ha reconocido que su buen hacer aceleró la convergencia de España con la Unión Europea y que su etapa como ministro ha sido una de las más fructíferas de la economía española. ¡Menos mal que Rodrigo Rato no sabe de economía! Y hablando de economía, dos melonadas de grueso calibre: las del ministro Solbes. La primera, al declarar en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para el 2008 que el PP de Aznar en el 2004 no sólo había dejado «la despensa vacía», sino que además no se había pagado la última factura». Para que el señor ministro no repita una melonada de este calibre conviene refrescarle la memoria y recordarle que cuando el PP recibió el poder en 1996, el PSOE dejó una tasa de paro del 22% y recibió una del 11%; que el PSOE dejó los tipos de interés al 15% y los recibió al 3,9, que dejan un 6% de déficit público del PIB, que dejan una tasa de inflación de casi el 5% y la reciben una del 2,20, etcétera. Y por si todo esto fuera poco, el PP se encontró en 1996 una Seguridad Social en quiebra, con un agujero oculto de 600.000 millones de pesetas que obligó al Gobierno a solicitar un préstamo a la banca privada para poder pagar las pensiones. Y la segunda melonada, ésta más reciente, la comete cuando declara que «no hay que rasgarse las vestiduras» por la escandalosa subida de los precios, que la culpa la tiene el petróleo. Seguramente, recomienda no rasgarse las vestiduras, ya que el vestido, junto al calzado ha subido un 9%. Melonada del Gobierno, en este caso con galones de teniente general, ha sido proponer como candidato para presidir el Comité Militar de la Otan a nuestro Jefe del Estado Mayor de la Defensa que, según el ministro Moratinos, «tenía muchas posibilidades». Naturalmente, el resultado como no podía ser de otra manera ha sido el fracaso, fracaso que pone en evidencia nuestras precarias relaciones con Estados Unidos, nuestra errática política internacional y la pérdida de peso de España en los organismos internacionales. Y, naturalmente, no podían faltar las melonadas de nuestra inefable ministra de Fomento, más conocida como Maleni, que organiza un viaje de pruebas del AVE Madrid-Valladolid y lo hace en un talgo no eléctrico, a velocidad convencional, con pasos a nivel, los invitados viajando de pie, con nubes de polvo entrando en los vagones que casi asfixian a los periodistas, etcétera. ¿No es una melonada querer presumir de lo que aún no se tiene? Pero ella, como si nada: a las unánimes peticiones de dimisión, por sus continuos desaguisados, ella, impertérrita, responde a la opinión pública: «Yo al igual que Indalecio Prieto, antes partía que doblá». Melonada con escopeta la de la ministra Narbona, que ha presentado una ley prohibiendo la caza con reclamo y el uso de munición de plomo, poniendo en pie de guerra al mundo de la caza y a las más importantes organizaciones agrarias. Menos mal que esta ley ha cosechado una sonora derrota en el Senado. Esperemos que Narbona, escuche a los afectados y tome nota de lo ocurrido en la Cámara Alta y no se empecine en aprobar este bodrio en el Congreso. Claro, que es posible que al igual que su colega de Fomento prefiera estar «partía y no doblá». Y termino, de pasada, con el resumen de varias melonadas, o al menos a mí me lo parecen. Así, la de Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios, quien asegura que «en Parla no se ha puesto la bandera de España porque se está lavando». O la vomitiva de un tal Romero, diputado andaluz de IU, quien declara que el Rey «es un tragaldabas nombrado a dedo por Franco». Y no digamos nada de la melonada perpetrada por los concejales de Cáceres que han aprobado por unanimidad una moción para quitar el nombre de una calle a «Los héroes de Baler». es decir a los últimos de filipinas , por franquista, sin tener en cuenta que cuando se produjo la gesta de Filipinas, Franco tenía seis años. Esta visto que al calor de la memoria histórica todo vale, hasta ser franquista cuarenta años antes que Franco.