Diario de León
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La ecoespiritualidad El ecologismo es un movimiento político, social y global que defiende la protección, la gestión sostenible y la restauración del medio ambiente para satisfacer una necesidad humana, incluyendo necesidades espirituales y sociales. Dentro de él hay corrientes que, desde el punto de vista ético, propugnan que no puede seguirse entendiendo que sólo los intereses humanos importan moralmente. Una de ellas, conocida como «Deep Ecology» o ecologismo profundo, se basa en que el centro del universo ya no es el hombre, sino que éste tiene un derecho compartido con otras especies para vivir y crecer. Esta corriente acusa a las religiones judeocristianas de ser las causantes del sentido de superioridad del hombre sobre las otras criaturas, y así, conllevar a su destrucción. Esta crítica parte de la idea de la moral judeocristiana que considera al hombre como Imago dei, dueño y señor de todas las cosas de la creación. Pero este papel no implica una gestión irresponsable, ya que el grado de utilidad que extraemos de las mismas no nos puede llevar hasta el límite de hacerlas desaparecer. El respeto a la vida, el equilibrio de la naturaleza y la admiración hacia su belleza forman parte de las convicciones básicas del acervo judeocristiano. Sólo el hombre es consciente y capaz de actos morales, y sólo él puede ser sujeto de derechos, deberes y responsabilidades. Leonardo Bof, uno de los padres de la teología de la liberación, considera que, así como existe una ecología exterior (ecosistemas en equilibrio), existe una ecología interior (fuerzas de solidaridad). Su ecologismo, interrelación de los seres humanos entre sí, con la naturaleza, y con el universo, es contrapunto al paradigma clásico de la ciencia y la tecnología modernas. La ecología así, se configura como una nueva forma de espiritualidad: Ecoespiritualidad. Anatolio Calle Juárez (Navatejera) Cuando lo primero es la humanidad A pesar de que el fin haya sido el fallecimiento de nuestra querida madre Matilde (tenía 100 años y 3 meses) y aunque suene fuerte y duro decirlo, vivirlo ha merecido la pena, sí, porque hemos estado con ella 1 mes ingresada en «La Clínica Ponferrada» y allí para atenderla había un equipo de verdaderos profesionales, enfermeras, auxiliares y celadores, todos ellos dirigidos por el Dr. Pol. El Dr. Pol, conocido pro su entrega ejerciendo la profesión, nos descubrió su lado más humano. Luchó con todos los medios posibles para que saliese adelante como otras veces, sabemos que la quería, era su médico desde hace años y estamos seguros que gracias a la voluntad de Dios, su atención y buen hacer con el tratamiento que tomaba, hemos disfrutado de ella en perfecto estado hasta el día 25 de noviembre pasado. Decirle solamente gracias es poco, Dr. Pol, nunca podremos olvidar lo que hizo por ella, incluso renunciar a un viaje el fin de semana, no hizo «los novillos del domingo» como le dijo el viernes en su tercera visita del día, a eso de las 10 de la noche, porque el sábado cuando volvió a verla, había empeorado, no se fue de viaje, quiso estar con ella, nosotros no dábamos crédito viendo una vez más lo que hacía y diciéndonos con verdadera pena lo mal que se encontraba. El domingo a las 6 de la tarde, no hizo falta avisarle, estaba cerca, llegó al momento a la habitación 104 donde estaba, le pasó la mano por la frente y le hizo su última visita. Volvimos a sentir su cariño hacia ella. Gracias doctor por su humanidad infinita a usted y a todo su equipo. Familia Feliz Fernández (Ponferrada)

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