Borriquitos

PASANDO a limpio los temores generalizados sobre la situación del sistema educativo en España, el informe PISA ha tocado a rebato con respecto al nivel de compresión de lectura entre los alumnos que rondan los 15 años de edad. El combate sin fin entre profesores y educandos parece ser que precisa de cuidados intensivos, pues la sabiduría de las palabras ajenas no encuentra campo abonado entre los muchachos, ignorantes de que la ficción no es más que otra vuelta de tuerca a la propia vida. El gallinero mediático ha entrado en ebullición al conocer las carencias que muestra nuestra industria del conocimiento, cuyos parámetros se encuentran desdichadamente lejanos a los valores de calidad que imperan en Europa. La inversión también es menor con respecto a la media de la OCDE, aparte de que el retraso cultural del país no ayuda a mejorar el supuesto estado de intoxicación mental tantas veces denunciado por los agobiados maestros, que muchas veces recuerdan al heroico Gary Cooper en Solo ante el peligro . Al parecer, hemos encarrilado a toda una generación, cada vez más deslumbrada ante el lujo y el oropel de cartón-piedra que son ahora mismo los valores que pregonan por televisión una tribu de zascandiles, por ese peligroso campo de minas que es la ignorancia. La utopía de democratización que supone Internet no contribuye a mejorar las ceremonias del intelecto, provocando más bien un atontamiento colectivo que se ve reflejado en dicho informe. Resumiendo, y referido a la educación, parece que todo estaba mejor en los tiempos que todo estaba peor.