Malos tiempos para los conejos

COINCIDIENDO CON una epidemia de mixomatosis, hará de esto unos diez o doce años, llegó a León la abogada y diputada feminista Lidia Falcón para dar una conferencia sobre el maltrato a las mujeres, desgraciadamente una lacra social aún no erradicada. La charla ocupaba cuatro columnas en este periódico y la quinta llevaba de relleno el artítulo de un veterinario buen amigo y colaborador para temas de consumo, Manolo Rodríguez, que, ajeno a la violencia doméstica, como era de por sí natural en él, había titulado «Malos tiempos para los conejos». Menos mal que alguien se dio cuenta a la hora del cierre, le levantamos la columnica y la pusimos en otra página, porque los chistes a que hubiera dado lugar tendrían poca gracia. Tampoco es para reirse la ocurrencia del secretario de Estado, Josep Puxeu, que aconseja comer conejo estas navidades por ser «sano, ligero, muy apetecible y barato». Como mínimo merece que su señora le sacuda un sartenazo. Si malo es hacer chistes fáciles sobre los otros conejos, con las cosas de comer no se juega. Otro cachondo que parecía incapaz de matar una mosca, el ministro de Economía, señor Solbes, se descuelga ahora, olé sus cojones, con que la inflación no es culpa del Gobierno, sino de los consumidores y contribuyentes que no sabemos valorar el euro. Y, tal como andan de bien él y su partido en las encuestas preelectorales, puede que tenga razón: si en las próximas vuelve a ganar Zapatero, nos vamos a enterar de lo que vale un peine. En tocante a lo del conejo, que probablemente suba después de la promoción que le ha hecho Puxeu, corre ya un chiste de Acebes sobre la cesta de la compra en plan pollo del PP, que es la leche y se ríe uno un huevo: «coma conejo, Gobierno de España». El moro del bar de mi barrio es más serio y no se fía ni del conejo, ni del jalufo. Puso un cartel a la entrada, por si Moratinos, donde se avisa «no se admiten propinas, pero el vino del Bierzo a 1,20 euros». Barato, paisa.