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Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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¿CUÁNTOS actos de promoción de productos hace cada año el ministerio de Agricultura? Muchos. Este cronista ha participado en alguno. Suelen ser solicitados por el propio sector, y tienen como finalidad crear imagen o echar una mano a los productores cuando el consumo de algún artículo del campo tiene dificultades en el mercado. La cunicultura padece tal crisis, que cerrará el año con unas pérdidas superiores a los 70 millones de euros. O cambia el consumo, o cientos de granjas tienen que echar el cierre. Es una situación tan incierta para miles de familias, que todo apoyo oficial parece obligado y urgente. Por eso el ministerio va a gastar 700.000 euros en dos años para tratar de superar esa crisis de consumo. Y se empezó con ese acto de promoción. ¿Y que hace en un acto de este tipo? Ensalzar las cualidades del gracioso animal, como si fuera lo mejor del mundo o el capón de Vilalba. Eso hizo el secretario general de Agricultura, don Josep Puxeu, que dijo esto de tanto sentido común en tiempo de consumo desaforado: «recomendamos buscar una cesta de la compra equilibrada al deseo de tener los mejores productos de nuestra mesa, pero compatibilizándolo con precios razonables». La frase es fea, pero se entiende. Pero el pobre señor Puxeu se encontró al día siguiente con esta versión periodística: «el gobierno recomienda comer conejo en Navidad». Un día después, sábado, la situación informativa era que el gobierno tiene una mentalidad tan estrecha ante la dificultad económica de la gente, que sólo sabe aconsejar la comida del conejo, dicho s ea con perdón. El domingo, el conejo había pasado a ser sinónimo de falta de recursos para combatir la inflación e índice de pobreza intelectual del gobierno. Ayer, lunes, el asunto ya estaba en las garras electorales de todos los partidos. Para Mariano Rajoy, es una joya para el sarcasmo, debidamente aliñada con las propinas del ministro Solbes. Gaspar Llamazares también se sintió seducido por el suculento plato electoral, y decidió entrar en la guerra del conejo. Ahora, la lucha por el voto parece que se cent ra en la disyuntiva que se desprende de las palabras de Rajoy: con los socialistas en el poder, estamos condenados a comer conejo por Navidad. Con el Partido Popular en el gobierno, habrá pavo para todos. Y a todo esto, el honrado funcionario don Josep Puxeu debe estar a punto de suicidio. Lo imagino llorando a la ministra Espinosa: «pero si yo sólo quise defender la carne de conejo; sólo quise ayudar a los productores, que en estas fechas ven bajar los índices de venta». Sí, señor; pero es peligrosísimo hablar; y en campaña elect oral, suicida; y cuando tantos le tienen tantas ganas al gobierno, mortal de necesidad.

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