Euros y «reales»
La juventud y el Informe Pisa A mucha gente le ha sorprendido el resultado del Informe Pisa, a mí desde luego nada. Considero que es el resultado de lo que hemos sembrado, es decir, el joven español ...(con excepciones) está más preocupado de lo que van a poner en la televisión esa noche, dónde será el próximo botellón o cuál es el último politono. Hemos creado una juventud consumista, preocupada por la imagen y el divertimento. El joven español es consumista, inmaduro, egoísta, vago, pasota y sucio. Pregúntele por Fernando Alonso o Isabel Pantoja, seguro que sabrá más que de ciencias. Si bien no todo es malo, también es tolerante, familiar y educado (siempre con excepciones). ¿Responsables? Como se suele decir, los padres!!!!, sí pero no son los únicos de su educación. Los padres que han querido dar a sus hijos lo que ellos no han tenido, pero se les ha olvidado enseñarles a valorar las cosas, la responsabilidad, el sacrificio, la cultura; por cierto, a cuantos padres se ven que acompañen a sus hijos a un museo, a una exposición, a comprar un libro y si les he visto más en bares, campos de fútbol, centros comerciales... La escuela: es evidente que hay un fracaso escolar cada día mayor, deberíamos copiar el sistema educativo de países como Finlandia, donde por ejemplo un profesor tiene que superar pruebas psicológicas para saber si es capaz de comunicarse con su alumnado y no tener su plaza por una oposición durísima porque no se trata de tener conocimientos sino de saber transmitirlos. Aquí en cambio se habla de la violencia que sufren profesores que se ven indefensos ante los alumnos cada vez más violentos. Los jóvenes se pasan horas y horas delante de la TV donde ven y oyen, desde luego nada de educativo. Los programas de mayor audiencia se utiliza la violencia, insulto gratuito, morbo, frivolidad. Saltándose a la torera la ética y la moral porque eso hoy en día no vende y si no vende no da dinero. He podido comprobar con el resto de Europa que tenemos una TV donde se idolatra la vulgaridad, el lenguaje soez, imágenes y comentarios que avergüenzan al más liberal. Resumiendo, soy pesimista con esta juventud y con esta sociedad en la que me incluyo. Por cierto tengo 32 años, no soy un joven viejo ni un viejo joven por si alguien piensa que escribo por odio o envidia a la juventud. La perdida de muchos valores, entre ellos la cultura, será un precio que pagaremos en esta sociedad del bienestar. Roberto Rojo (Ponferrada)