Tenemos lo que merecemos
LE -133, una vía mejorable Vemos que, poco a poco, el progreso va llegando a algunas zonas rurales que, como La Maragatería, parecía haber quedado relegada ante avances tan importantes como son las diferentes vías de comunicación: Internet y carreteras. Hace ahora aproximadamente un año que se terminaba la LE-133 en el tramo que une Astorga, Morales, Santiago Millas y Destriana, cuya reforma había sido esperada pacientemente durante decenios; tiempo suficiente aquel para hacer algunas observaciones en su trazado y concreción. En el momento de su instalación, los «quitamiedos» debían estar de oferta y, con ellos, además, debían regalar la pintura blanca. Y es que en el eje central del trazado, casi todo es una raya continua, dejando escasísimos tramos de línea discontinua y con una cortedad tal que para adelantar sin peligro de la seguridad o de infracción hay que ser un verdadero Alonso y conducir su F1. Sobre la numerosa cantidad de quitamiedos instalados nos da la sensación de que estamos en alta montaña, cuando en realidad no vemos cosa igual ni subiendo al Teleno. Si a eso le sumamos el hecho de que no nos han dejado ni un pie de arcén a cada lado, el caminante se la está jugando. Y entrados ya en el tema del arcén y observados los correspondientes arcenes de otras carreteras comarcales que salen por ejemplo de Astorga (incluida la que está en construcción en la Cepeda) o de La Bañeza, resulta que mientras que ésta LE-133 objeto de estos comentarios, y que sólo tiene un pie de ancho -o sea menos de 30 centímetros- en todas las demás vemos más de tres pies, es decir, un mínimo de 90 cm. a 1 metro. Entonces nos faltan unos 60-70 cm. a cada lado, esto es 1,20-1,40 m., lo que multiplicado por los 17 kilómetros del tramo ejecutado entre Astorga y Destriana equivale a unas 2 hectáreas de carretera o lo que es lo mismo (tomando un ancho total aproximado de 8,40 metros), casi 2,5 kilómetros..; más o menos la distancia que hay desde esta LE-133 en su kilómetro 8 hasta la A-6 en Valderrey pasando por Matanza. Por el mismo coste muchas curvas podrían fácilmente ser rectas por atravesar suelo rústico público; muchos cambios de rasante se debían haber eliminado, evitando así los riesgos de adelantamiento; se podía acortar tiempo y distancias -en lugar de alargarlo, como se ha hecho- sacando la carretera del kilómetro 9 al 11 por la izquierda del barrio de Arriba, en lugar de al revés, al tiempo de eliminar esas peligrosísimas curvas del kilómetro 10 dentro de la misma población. (¿Por qué no se hizo así cuando ya estaban comunicadas las expropiaciones de fincas urbanas en ese punto para eliminar o suavizar al menos las curvas y además se alarga la distancia en 1 kilómetro por dirigir la carretera por detrás de la iglesia, cosa que tampoco estaba contemplada en el trazado del proyecto?). Finalmente, objetar también alguna señalización referente a los dos barrios de Santiago Millas, pues en el barrio de Abajo nos ha causado extrañeza y verdadera indignación las artimañas utilizadas para señalizar el barrio de Arriba no como tal sino como el centro del pueblo dejando señalizado sólo como barrio al de Abajo; desde siempre ambos han sido barrio de Arriba y barrio de Abajo de una única entidad de población: Santiago Millas; y eso es precisamente lo que hay que señalizar como indica el único documento fiable por ser oficial del Ministerio correspondiente: el Mapa Topográfico Nacional. Sirva, pues, todo lo expuesto como valoración y denuncia a la espera de que a quienes competa y sean responsables nos lo expliquen; a su vez nos lo denuncien, si procede, y, sobre todo, nos lo arreglen. José Reñones Díaz (Santiago Millas). Manuel (En la edición digital diariodeleon.es).