TRIBUNA
¿Leoneses secretos?
AL INDAGAR de una manera formal, sobre la identidad y objetivos de los denominados leonesistas -para mí nacionalistas, como probaré- me dirigí a la sede de la UPL en León, en la calle República Argentina, -creo que fue el 29 de septiembre de 2007- al objeto de que me proporcionaran unos estatutos del referido partido político. No tenían. Solicité, no obstante, que me facilitaran el Boletín en que hubieran sido publicados. Vano empeño, se desconocía. Me preguntaba si existía un secretismo en tal partido político, pues la Ley Orgánica 6/2002 de 27 de junio establece que los Partido Políticos inscritos les es de aplicación la actual ley; y en ésta se invoca a los estatutos en varios artículos. En el artículo 2: «establecer en sus estatutos la creación ...». En el artículo 3: «... los estatutos por lo que habrá de regirse el partido...». Artículo 7: «... en los estatutos... los estatutos o reglamentos... los estatutos deberán...». De manera que se obliga a redactar unos estatutos que deben de responder al espíritu que se proclama en le exposición de motivos, a saber: a) provocar cambios y mejoras desde el ejercicio del poder político; b) respetar los principios constitucionales en su organización interna o en su actividad externa; y c) impedir que el partido político atente contra las libertades o el régimen democrático. Como no se me facilitó directamente las directrices de tal leonsismo me preguntaba si serían unas decisiones secreta. Pero no, al navegar en Internet y con la ayuda de algunos profesores universitarios tuve conocimiento de algunos objetivos de la UPL, de las entrevistas de sus políticos, y de las publicaciones curriculares de sus dirigentes. Me entero que es un partido con cuatro mil afiliados -WEB de 18 de octubre de 2007- y que propende a la autonomía de León -unas veces con Zamora y Salamanca y otras León «solo»,- recriminando a las autonomías de 1983 en las cuales «se encarceló a los leoneses», se cree una comunidad leonesa «que permita el uso racional de los fondos públicos» y «no reconoce la actual comunidad autónoma». Como puede verse se trata de un enfrentamiento con el actual sistema de las autonomías, un referente a una leonesidad ficticia, un enfrentamiento con el resto de las regiones y una lamentable invocación a vejaciones inexistentes -lo de la cárcel, ya es paradigmático- en definitiva se trata de un mimetismo de los nacionalismos que, sin duda perjudican a León, se mire por donde se mire, sin respetar los principios constitucionales. Sobre las entrevistas a los políticos, denominados leonesistas, existen numerosas publicadas. Por referirnos a algunas más recientes , la que se publica en El Diario de León -14-10-2007- en la cual el secretario general de la UPL, parece tender a ser un partido tan nacionalista e independentista como el PNV o CIU, aunque «no se tiene definida una política de pactos». En efecto -por eso decimos, además, lo de secretismo- alega que el pacto son el PSOE fue una equivocación y el pacto con el PP debería de ir precedido de compromisos. Es decir no se sabe muy bien si el león debe de ir unido al puño o a la gaviota. En una ocasión -ya lo advertí- una lesonesista al conmemorar del 2 de mayo aireaba en una mano el león y son la otra blandía el puño. Si nos fijamos en lo que otrora llamábamos «valores leoneses», pretende crear un autogobierno para decidir «en qué gastar los impuestos», -Abel Pardo dixit el 23-10-2007-; a este artículo le siguen una serie de adhesiones y en una de ellas en las que un lector le ofrece su apoyo, continúa con una pstdata: «Españoles, Go Home». ¿Habré leído bien o estaré en uno de los akelarres de Batasuna?. ¿Es posible que quien estos escriba sea uno de las cuatro mil huestes de UPL?. Si no es así, el señor Pardo deberá de rechazar la loa inmediatamente. En julio de este año, el dirigente leonesista confundía los objetivos políticos que debe de presidir todo partido con las herramientas de gestión que dice ser la autonomía y que, dice, debe de ser gobernada por los leonesistas. ¡Hombre, al fin al descubierto! El leonesismo como nacionalismo gobernante; se empieza así y se termina expulsando a los no leonesistas, repartiendo carnets de leonés, enchufes para la inútil traducción del llionés, etcétera. Por lo que respecta a los dirigentes , nada tengo que opinar, pues la actuación, mejor dicho, por los hechos los conoceréis. No obstante me extrañó el «curriculum vitae» del dirigente señor Pardo que tiene una formación on line en la Universidad Oberta de Cataluña que a juicio de su fundador «fue creada desde la frontera de la política» y con un claro signo independentista. No me extraña, por tanto, las tendencias de los leonesistas que, además se dejan aconsejar por los dirigentes peneuvistas. Tengo para mí que el leonesismo no es igual que leonesidad. Los leonesistas quieren gobernar, gastar, pactar, separar. Los poseedores de la leonesidad enlazan el pasado con la modernidad, se ayuntan con el progreso, siguen la historia unidad castellanoleonesa; una comunidad de dos. Es mejor convencer con las ideas que con los grafittis que emborronan la ciudad. Quien proclama la independencia con la escritura negra en las paredes, desconoce las más elementales reglas de la convivencia. El que es de verdad leonés y quiere gobernar debe de tener presente las palabras que Cicerón puso en boca de Platón: «Los que se destinan al gobierno del Estado tengan muy presente ...olvidándose de sus propias conveniencias (sin) desamparar a los demás».