EL MIRADOR
De tren en tren
A LA SERIE de inauguraciones de trenes de alta velocidad que ha presidido José Luis Rodríguez Zapatero este viernes y sábado pasados, a Segovia, Valladolid y Málaga, les ha faltado la tercera pata, el Madrid-Barcelona, que en cambio sí se ha producido en materia futbolística. No sé si la fecha se había planificado, precisamente, teniendo en cuenta el «partido de la máxima rivalidad» o si había sido una casualidad. Pero o cierto es que no ha podido ser, y nuevamente el estreno ha quedado pospuesto para mejor ocasión. Los otros dos día, se han podido producirse felizmente, y a pesar de algunos malos augurios que llegaron a vaticinar destrozos y desajustes al paso del tren por los subterráneos de Guadarrama, nada menos. La insania de algunos antizapateristas llega así de lejos, hasta suponer que los técnicos responsables de la construcción de vías y trenes llegarían a dar por bueno un «estreno oficial» en malas condiciones con tal de salvar la fecha prevista y al Gobierno que la avala. En Barcelona ya se ha comprobado que todo se pospone hasta un buen desarrollo de la ejecución técnica. Por lo demás, de la inauguración del pasado viernes, hasta Valladolid, habrá podido quedar el reconocimiento que Rodríguez Zapatero hizo a la tarea desarrollada por el gobierno anterior, de José María Aznar y Francisco Álvarez Cascos: una tercera parte de la obra se acometió en ese mandato. Algo parecido podría decir de la ruta malagueña, e incluso de la, cuando llegue el momento, de la vía barcelonesa. Por fortuna para esta nación, cada gobierno hace sus propias aportaciones al bienestar y desarrollo globales, y «se apunta el mérito» hasta donde llegan los trabajadores de cada momento. La línea a Valencia se estima que habrá terminado en 2010, y ya veremos a qué equipo de gobierno le corresponde inaugurarla, o quién acumuló más retrasos en su ejecución. Es frívolo simplificar diciendo que el único AVE que ha funcionado hasta estas fechas es el Madrid-Sevilla, que inauguró Felipe González: de entonces acá se han realizado los trabajos que tienen final ahora, con otro gobierno socialista. No por ello se puede concluir que el equipo José María Aznar-Francisco Álvarez Cascos no avanzó nada en esta materia de los transportes de gran velocidad. Por lo demás, es oportuno que llegue a producirse una cierto estímulo y competencia entre los distintos gobierno para poder presumir de los mejores datos de la marcha económica: la octava potencia industrial, el país que reunió las condiciones para ingresar en el euro, el mayor crecimiento del PIB en toda una década, aunque sería bueno que se recordara que esos méritos corresponden, más bien, al esfuerzo de todo un colectivo llamado país, con sus nacionales y sus inmigrantes. En el AVE, también. Han participado numerosísimas empresas constructoras y una multitud de trabajadores, hasta cuatro mil en la construcción de los túneles de Guadarrama. El mérito es de cada trabajador, cada empresa, cada gobernante que encargó la obra, y de cada ciudadano que contribuyó con sus impuestos. No vale la pena escatimar méritos a nadie.