Galicia y Omaña

EN UN BAR próximo a la Casa de Galicia en Madrid, a dos pasos del parque del Retiro, María Luz Melcón me entrega el número 2 de De Omaña , una excelente revista cultural dedicada a la comarca leonesa de este nombre. Mientras ella llega, oigo en el bar unos villancicos que avivan mi memoria y me llevan a Pamplona, la ciudad en la que nací, a Salamanca, la ciudad en la que estudié filología clásica, y a Atenas, la ciudad en la que me liberé de no pocos prejuicios y tabúes. El villancico La Virgen va por el monte me lleva a Fonsagrada (Lugo), una ciudad, como bien dice su nombre, para mí, tan sagrada como Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela. En este espléndido cuarteto de ciudades sagradas, incluiría a La Meca, pero la verdad es que no me atrevo: no sea que a mí me ocurra algo similar a lo que le ha ocurrido a esa incauta profesora que se atrevió a ponerle a un osito de peluche el nombre de Mahoma y acabó con sus huesos prenavideños en la cárcel. En Fonsagrada viví un mes felicísimo -y, por cierto, el mes de abril- cuando cursaba primero de Letras. ¿Qué será de aquella extraordinaria gente que conocí en Fonsagrada? Melcón, la directora de la revista, me entrega un ejemplar y descubro una comarca fascinante de España. Paleontología, mitología, patrimonio cultural religioso, economía, etnografía y folklore, entidades y asociaciones son temas de este número. El magnífico actor y cantante de origen andaluz Fran Perea, conocido sobre todo por su papel en la serie televisiva Los Serrano, pero muy vinculado a esta tierra, que visita con gran frecuencia y muchísimo gusto y en la que además tiene grandes amigos, declara en la revista: «En Omaña siento que estoy en mi tierra».