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Publicado por
RAFAEL TORRES
León

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CUARENTA y cinco millones de árboles se compromete a plantar el PSOE si gana las próximas elecciones, y pese a que esos son muchos menos árboles de los que se necesitan para que respiremos mejor, para que no nos coma el desierto, para que llueva con algún fundamento y para que vivamos en un país más hermoso, se trata de una oferta electoral apetecible y tentadora. En Turquía, incluso en las regiones más áridas de la Capadocia, no hay ciudad, pueblo o aldea que no esté rodeada de una nemoroso cinturón de árboles soberbios, y eso es así porque una tradición buena, la de plantar un arbol cuando nace un niño mantiene el verdor necesario para la vida . En nuestra España arboricida, las cosas han sido siempre de otra manera: la construcción de la Armada Invencible dejó sin un arbol las Castillas, el asedio de Granada dejó sin uno sólo su vega maravillosa, el dictador Primo de Rivera mandó talarlos de las márgenes de todas las carreteras, las mafias del ladrillo y la voracidad constructora se ha cepillado los que quedaban. En la megaobra de la M-30 de Ruiz Gallardón puede verse que los autos han conquistado espacio en el subsuelo, mientras que en la superficie, en las riberas del Manzanares, no ha quedado ni un palo en condiciones de echar un brote. Bienvenidos, pues, esos cuarenta y cinco millones de árboles, si bien el costo estimado de la operación reforestadora parece algo desproporcionado: ¡90 millones de euros! ¡Dos millones de euro por árbol! Bien es cierto que un árbol, uno sólo, vale más que el monto de la operación entera, pero no lo es menos que a cualquiera se le ocurriría el modo de arborecer España con muchísimo menos. Se ve que donde ha preguntado el PSOE, los árboles son rematadamente caros.