Diario de León
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JAIME LOBO ASENJO
León

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Las iniciales M.M. tienen resonancias futbolísticas. Por ejemplo, nos recuerdan al mítico entrenador del Real Madrid, Miguel Muñoz, entrenador que con el club blanco y la selección española conquistó grandes momentos de gloria. Hoy no hablaremos de él, hablaremos de otro personaje de actualidad y de idénticas iniciales, personaje que no sólo no ha conseguido momentos de gloria para España, más bien, a mi juicio y al de muchos españoles, ha contribuido a dejar a nuestro país bajo mínimos, en política internacional. Me estoy refiriendo a Miguel Ángel Moratinos (MM). Esta Tribuna, me la ha inspirado M.M., quien ha asegurado en una de sus últimas comparecencias en el Senado que «la defensa de los intereses españoles como la paz y la seguridad están mejor que en el 2004». Esa es la opinión de nuestro ministro de Exteriores, opinión que sería para reír, si de lo que se trata no fuera algo tan serio. Yo creo que Moratinos es un ministro de perfil bajo, que a las órdenes de ZP, quien siempre que puede se escaquea de la política exterior, ha conseguido una notable pérdida de influencia de España en el mundo, demostrando una total incapacidad para regir los destinos de la diplomacia española, siendo opinión casi unánime que la política española, con M.M. al frente, es uno de los grandes fracasos de Rodríguez Zapatero, que nos ha llevado a tirar por la borda los aciertos cosechados durante muchos años por los distintos gobiernos de la democracia. España, en estos momentos, da la sensación de que carece de una política exterior digna de tal nombre. Falta de rigor, parece estar en manos de aficionados, acumulando en el día a día torpezas y negligencias. Se hace preciso recordarle a M.M. que, cuando él se hizo cargo de la cartera de exteriores, España ocupaba una situación de privilegio en el concierto internacional, posición que está muy lejos de haber sido rentabilizada positivamente y que, una por una, las principales políticas por él puestas en marcha han sido un fracaso. M.M. ha sido incapaz de mejorar la interlocución con el gobierno de Estados Unidos, que no quiere saber nada de La Moncloa, como consecuencia de nuestra retirada de Irak y de los desencuentros ocasionados por las torpezas del presidente ZP y sus repetidas críticas a la administración de George W. Bush, desencuentros, que pese a varios viajes de M.M. a Washington y entrevistas con Condoleeza Rice, finalizando la legislatura, no ha conseguido subsanar, al igual que ha sido incapaz de organizar una visita de ZP a los Estados Unidos, que pusiera fin a esta situación tan desventajosa para los intereses de España. La gestión de M.M. tampoco se ha visto acompañada del éxito en Europa, donde nuestra posición es ahora de una mayor debilidad, habiéndonos alejado del núcleo de países con poder de decisión, alguien ha dicho, acertadamente, que jugamos en segunda división dentro de la Unión Europea. Avanzado el otoño de 2006, M.M. propicia una reunión entre el Gobierno de Su Majestad la Reina de Inglaterra, el Gobierno del Reino de España ¡y los gobernantes de Gibraltar!, tratando a estos como un país diferenciado, llegándose a un acuerdo que nuestro ministro de exteriores calificó de «histórico», y no se equivocaba, ya que España renunciaba a hacer valer sus históricas reivindicaciones sobre la roca y levantaba todas las restricciones, llegando incluso a comprometerse a la apertura de una sede del instituto Cervantes (ver para creer), todo lo cual ha permitido que la población de la roca salga muy reforzada en sus posiciones, como queda reflejado en el referéndum celebrado el 30 de noviembre de 2006, cuyo resultado, por más que M.M. quiera ocultarlo, supone un primer e importante paso para la independencia de la colonia. E igualmente pintan bastos para la política de M.M., que es la de España, en el Mediterráneo. Marruecos y Argelia no están precisamente felices con nosotros. Marruecos mantuvo hasta anteayer la retirada de su embajador en Madrid en señal de protesta por la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla (a Marruecos, según el ¿lapsus? de José Blanco), pese a que M.M. había asegurado que el viaje, torpemente preparado, estaba pactado. En tanto, M.M., se ve incapaz de responder a las provocaciones de Mohamed VI. Argelia fuma en pipa, como consecuencia del cambio experimentado por nuestra política en relación con el Sáhara, cabreo que muy posiblemente, ha llevado a la empresa estatal argelina Sonatrach a romper con nuestras Repsol y Gas Natural, con el consiguiente perjuicio para los intereses españoles, dada nuestra dependencia energética del gas argelino. En Oriente Medio, los israelíes no se fían de M.M. y en Siria no quieren ni oír hablar de él. Y mención aparte merecería el lamentable asunto del Chad, con la detención de los tripulantes españoles de un avión contratado por una oenegé francesa, asunto en el que quedó patente, la eficacia de la diplomacia francesa, con el presidente de la República a la cabeza, frente a la pasividad e ineficacia de M.M., con ZP incluido. El tema M.M., daría para varias tribunas más, pero finalicemos, con unas pinceladas sobre la crisis, que aún al día de hoy mantenemos con Venezuela, crisis desencadenada en la Cumbre Iberoamericana por la actitud insultante de Hugo Chávez al ex presidente Aznar y la respuesta del Rey mandándole callar, acción ésta, que durante las últimas semanas ha desencadenado una sarta continua de ofensas al Rey y a España por parte del dictador venezolano. La diplomacia española, con M.M. a la cabeza, al parecer afronta esta grave crisis no haciendo nada, que según parece es lo que hay que hacer para que no se enfade nadie con nosotros. En fin, el ministro Miguel Ángel Moratinos y su diplomacia han conseguido que España sea una nación con la que nadie parece contar, ni los teóricos amigos, ni por supuesto los enemigos. Nuestra diplomacia, ni quiere, ni sabe ni puede hacerse respetar.

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