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Paradojas del bus
DESCONOZCO si la empresa Steer Davies Gleave que organizó el tráfico de Londres tiene competencias en el tema de los autobuses urbanos leoneses, si estudiará el asunto y propondrá soluciones o no, pero en cualquier caso esas soluciones tardarán 16 meses en conocerse y no se sabe cuánto en llevarse a cabo, así que creo que mientras habrá que hacer algo. Son muchas las veces en las que me he referido al transporte urbano de León, que aunque se llama así, realmente es interurbano, porque se ocupa de comunicar los pueblos hoy barrios del alfoz y otros municipios limítrofes, pero no cubre como debiera el casco urbano de una punta a otra. El autobús a La Virgen, por citar uno, ya existía con el mismo recorrido cuando lo utilizaban mis compañeras de instituto en los años 60 y prácticamente no ha sufrido cambios sustanciales ni en paradas ni en periodicidad en cuarenta años. En este tiempo las necesidades de León y de los leoneses han variado bastante. Tampoco los autobuses han cambiado su tamaño, siguen siendo mastodónticos, con la excepción del eléctrico que calle Ancha arriba va a El Ejido y el del Monte San Isidro. Está claro que a las callejas de la ciudad, atestadas de coches, y al pequeño número de usuarios (si exceptuamos un par de horas punta) le van más los microbuses que los autobuses dobles. Pero es que además de todos estos inconvenientes los usuarios ocasionales padecen desinformación. Si un domingo por la mañana va la parada para ir al hospital Monte San Isidro a la hora de otros días se encuentra con que no hay bus, espera más de dos horas, si pregunta nadie sabe nada y al final tiene que coger un taxi, porque faltan horas para que salga. ¿Cómo van los buses a tener más usuarios si cuando se necesitan no pueden utilizarse?