AL DÍA
Ministerio de la familia
EL PARTIDO Popular ofrece la creación de un Ministerio de la Familia si gana las elecciones de marzo, pero las familias pueden estar tranquilas: no ganará. Y no porque no sea posible que gane, ni porque pueda preverse el voto secreto y soberano de los españoles con tres meses de antelación, sino porque con ofertas tan absurdas y tan sectarias es imposible que concite el entusiasmo de una masa electoral que hoy, por fortuna, reside mayoritariamente en los territorios de la pluralidad, de la tolerancia y, en fin, del vive y deja vivir. Ese Ministerio de la Familia, no hace falta decirlo, resucitaría un modelo autoritario y dogmático en la onda del más circunspecto nacional-catolicismo, y estaría inspirado, si no abiertamente dirigido, por el clero, pues consistiría en una herramienta, dispensadora de premios y castigos, de subvenciones y rechazos, al servicio del adoctrinamiento religioso y político. Lo que necesitan las familias españolas no es un Ministerio, sino atención social, educación, cultura y trabajo para sus miembros. La naturaleza y composición de la familia ha ido variando con los tiempos, pero sí sabemos lo que no debe ser nunca: una fatria cerrada, excluyente y emasculadora. La familia ha sido, es y será lo que quieran las personas que sea, seguramente, siempre, un ámbito de afecto, de seguridad, de crecimiento, de apoyos mutuos, fuera cual fuere el sexo, el credo, la procedencia o la edad de quienes entorno a los cuales se genera. Es natural que los católicos quieran tener una familia católica, incluso un ministerio que les mande, y nadie se lo estorba, salvo lo del ministerio, pues es imposible montar uno para sólo católicos, por muy apostólicos que sean.