Rey majo

EL 70 aniversario cumplido por el rey Don Juan Carlos ha servido para aflojar las tensiones vividas en los últimos tiempos por un hombre que, dicho sea con todo respeto, lleva mucha mili encima. Aunque recordar no suele ser una bendició n, resulta obligado echar un vistazo a la trayectoria de un rey surgido de las covachuelas del franquismo y por el que nadie daba un duro en 1975, tras la muerte del Caudillo y su ascensión a un trono decididamente desprestigiado. Pero ante la sorpresa general, todos aquellos que valoraban a don Juan Carlos como un tragaldabas y un chisgarabís, se encontraron con un monarca constitucional, un rey majo, perfectamente acompañado por Doña Sofía, toda una profesional de la diplomacia y el saber estar diplomático. Las pocas dudas que quedaban acerca de sus buenos propósitos quedaron disipadas durante la noche del 23-F, cuando el viejo país del trono, el sable y el altar dio paso definitivo a una nación moderna y democrática. Pero la memoria suele tener las patas demasiado cortas, así que algunos destacados elementos del muladar político y mediático centran últimamente sus dardos más afilados en el monarca. La habitual hambruna escrutadora del público se ha sumado al carro del incordio, a cuenta del rifirrafe con Chávez y otros asuntos de índole familiar. Las cosas pintaban mal, pero Don Juan Carlos ha sacado a relucir una suerte de orgullo legionario que toma forma en el imprevisto viaje a Afganistán o el recordatorio navideño a propósito de los cuidados intensivos que precisa el diálogo en este país. En definitiva, que sigue siendo el rey a tiempo completo.