2007 concluyó con un IPC del 4,2% Tolerancia

FINALMENTE, el encarecimiento del petróleo y los alimentos ha hecho que la tasa de inflación española de 2007 se sitúe en el 4,2%, la más alta desde enero de 2006, según el INE. Así, tras subir cuatro décimas en diciembre, la inflación de 2007 alcanzó el 4,2% -una décima menos de lo avanzado por el indicador adelantado-, en tanto la tasa subyacente -que excluye los precios de los alimentos frescos y de la energía- subió dos décimas en diciembre y cerró el año en el 3,3%, ocho décimas más que un año antes. Según estos datos y comparándolos con la estimación del Eurostat sobre la inflación de la zona euro, el diferencial de la inflación española con la del resto de países de la zona euro se situó en 1,1 puntos en 2007, el más alto desde septiembre de 2006 pero sólo una décima más que el punto porcentual que ha sido habitual en los últimos tiempos. En suma, demagogias aparte, el encarecimiento de los precios no ha sido un fenómeno español sino general de toda la UE, LA CITA, certera, está tomada de la obra de Sartori La sociedad multiétnica : «La tolerancia es tolerancia precisamente porque no presupone una visión relativista. Quien tolera tiene creencias y principios propios, los considera verdaderos y, sin embargo, concede que los otros tengan derecho a cultivar «creencias equivocadas». Es decir que el tolerar no es, ni puede ser, algo ilimitado». Viene esto a cuento de la reunión del Foro de la Alianza de Civilizaciones, que comenzó con brillantez ayer y que, poco a poco, se abre paso entre intransigencias diversas de la mano de Naciones Unidas. Y es que la conveniencia, y aun necesidad, de abrir diálogos con las culturas distintas de la occidental no puede llevarnos a olvidar que disfrutamos de modelos de convivencia democrática muy sutiles, a los que muchos no estamos en absoluto dispuestos a renunciar. Debemos, en fin, delimitar las zonas de consenso y sus límites antes de establecer fraternidades basadas en imposibles renuncias. Conviene que se lo expliquemos a nuestros interlocutores antes de que los equívocos hayan hecho acto de presencia.