EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA
Más rigor en las promesas Murcia y la Justicia
LOS DOS grandes partidos ofrecen bajadas de impuestos en sus esbozos de sus respectivos programas. Sin embargo, comienzan a introducirse matices que sin duda son necesarios para no desorientar a los ciudadanos ni fomentar la incredulidad general. Así por ejemplo, en una de las últimas reuniones dedicadas a revisar el proyecto, el coordinador del programa del PSOE, Jesús Caldera, precisó que aunque el borrador del programa apunta a la «reducción del IRPF para trabajadores y pensionistas», esto sólo se producirá «si hay margen para la bajada porque la prioridad es costear las políticas sociales». Ante la evidencia de que nos estamos introduciendo en un período de crecimiento económico medio o bajo, resulta exigible el rigor en las promesas económicas También habrá que conocer si los principales partidos piensan seguir acumulando superávit público o si creen que es el momento de apelar al déficit para impulsar el crecimiento. COMO se sabe, en la Comunidad de Murcia, se han producido numerosos escándalos de corrupción urbanística, casi todos ellos protagonizados por desaprensivos vinculados al PP. Pese a ello, y sorprendentemente, el PP obtuvo un resultado inmejorable en las pasadas elecciones autonómicas y locales. Ante estas próximas elecciones generales, el PSOE, deseoso de acortar distancias en una circunscripción que sabe perdida, colocó al frente de la lista al Congreso al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Y no han faltado las voces que han denunciado la maniobra, que estaría encaminada a acentuar la persecución judicial de los corruptos... Los hechos, sin embargo, son tozudos: cuando faltan apenas cincuenta días para la consulta, se ha producido una gran redada policial contra la corrupción, pero sus protagonistas no eran gentes del PP sino del PSOE, involucrados en la «operación Malaya». La Justicia sigue, en fin, su camino, sin atender a circunstancias que le son ajenas. Algo que no merecería el menor comentario si no fuera por los que se han hecho poniendo en duda su ecuanimidad.