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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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HAY ERRORES -o aciertos con aspecto de errores- que desdibujan al menos temporalmente el liderazgo en un partido, y eso habría sucedido en el PP tras la marginación de Ruiz-Gallardón de la lista electoral que encabeza Rajoy por decisión de éste, haya sido personal o vicaria. Se sabe ya tanto de las escenas en que las aspiraciones parlamentarias del alcalde de Madrid fueron defenestradas desde Génova 13 que sólo interesaría conocer quiénes fueron los protagonistas que permanecieron entre bastidores. A lo largo de la legislatura, Rajoy ha hecho o aparentado hacer algún esfuerzo para medir su poder, alcanzado por designación digital, respecto al de quienes le flanqueaban en el organigrama del PP, como dibujado por el mismísimo José María Aznar. Y el resultado ha sido siempre que Rajoy no llegaba a modificar su discurso, aunque a veces lo silenciase o redujera al mínimo, mientras que sus dos edecanes de campo, Acebes y Zaplana, permanecían fieles a una línea argumental en la que el pensamiento de Aznar parecía reflejarse minuciosa y fielmente. Más que de una respuesta favorable de Pizarro a Rajoy para implicarse en la aventura política del PP, los analistas más cercanos a la intimidad «popular» adivinaron primero, y comprobaron después, que el ex presidente de Endesa por quien se había dejado convencer fue por Aznar, a quien aún debería su salto a la presidencia de la primera eléctrica española. Hay favores que deben pagarse, aunque supongan el sacrificio de varias prebendas. Aznar ha sabido alentar y aprovechar el interés que la política despertaba en Pizarro, hasta el punto de que ahora podría hablarse ya de vocación sobrevenida, por lo que el hombre no sólo ha solicitado como primer gesto público de disciplina al PP el carné del partido, con el aval de Aznar y Rajoy, sino que se incorporaba ayer a su despacho de Génova diciendo que «va detrás de Rajoy, con él y con todos los afiliados para liderar un proyecto para la sociedad española». Como militante del PP madrileño, que dirige y disciplina Esperanza Aguirre, el recién afiliado Pizarro no ha escatimado señales de identificación personal e ideológica con la presidenta, a la que el conservadurismo más radical ha convertido en su estandarte, lo que indicaría una apuesta clara del PP hacia la derecha menos arraigada en el centro. Sería la apuesta de Aznar. De ahí que durante la legislatura, el pensamiento de Rajoy sólo se haya expresado de acuerdo a la línea que siempre anticipaban dos mosqueteros de Aznar, los señores Acebes y Zaplana. A los que acompañaría ahora la mosquetera Aguirre.