La gestión

QUIEN ocupa el sillón municipal está ahí elegido por el pueblo para solucionar los problemas de la comunidad. Realmente lo necesario es un gestor, no un político, pero la democracia se sirve de la política que termina contaminándolo todo. El Ayuntamiento de León tiene no pocos problemas y el alcalde debe resolverlos, aunque no siempre lo consigue y por eso se legan al sucesor, que puede incrementarlos o disminuirlos. Si en las arcas de Poridad no hay un duro, si se debe bastante más de lo que se ingresa y los intereses bancarios superan con mucho las inversiones, está claro que estamos en época de vacas flacas. Las medidas drásticas nunca son bien vistas, especialmente por los afectados, familiares y oposición, pero no puede seguir aumentándose la bola de nieve del endeudamiento. Como todo cuesta, y mucho, se me ocurre que cada palo debe aguantar su vela y así que los pintores de mobiliario, paredes y hasta señales de tráfico (es el lugar preferido ahora, a falta de otros) paguen su limpieza. Y si no se conoce a todos los autores, a los que se conozca, que empiecen por ellos. Pero lo que sí se conoce son los que se benefician de los carteles que se pegan en cualquier sitio y que deben ser retirados con una máquina especial de un pequeño camión. Esos gastos de maquinaria y personal que los pague «la empresa anunciadora», como se ha dicho siempre. Que el servicio correspondiente de notificaciones y cobros sea más diligente para percibir lo que corresponda por los daños. No lo pagaremos todos y además sus autores tal vez se lo piensen más al tener que aflojar la cartera. Y así, 2x1: no gastaremos tanto del común y todo estará más limpio. Menos es nada.