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LA VELETA

La fuerza de Sarko... de cintura para abajo

Publicado por
ESTHER ESTEBAN
León

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SÉ QUE debería hablar de lo que toca en plena precampaña electoral, que debería hacer una reflexión sobren los negros nubarrones que se vislumbran en nuestra economía, de la pelea entre los obispos y Zapatero o de la traída y llevada ilegalización de ANV, pero Me tomo una licencia y dedico esta columna a un tema que sigo con mucho interés que no es otro que ese apasionado romance con final feliz entre el presidente francés Nicolás Sarkozy y la cantante y ex top model Carla Bruni. Ahora los franceses, tan patriotas ellos, están en un sin vivir preguntándose el porqué de este matrimonio exprés, y todos los días los principales periódicos apuntan hipótesis nuevas: desde una pasión irrefrenable en dos adultos -expertos ambos en coleccionar amantes-, a una cuestión de estado ¿cómo podría sostenerse institucional o diplomáticamente que el jefe del estado desempeñara su cargo a la sombra de una amante? Incluso la posibilidad de que la novia -que decidió vestirse de blanco virginal para la ceremonia en el Eliseo- esté esperando un hijo. ¡En fin! un culebrón que, en manos de un buen guionista, sería una telenovela de éxito. ¿Qué razones han precipitado el casamiento? Se preguntan hasta los diarios más importantes como Liberatión a la vez que machacan a Sarko y publican sondeos demoledores donde su popularidad se sitúa en caída libre. De hecho, no discuten el derecho de Sarkozy a casarse con quien le de la gana, sino su exhibicionismo y sus maneras de nuevo rico, mientras la crisis económica avanza imparablemente en los hogares franceses. La felicidad de lentejuelas del presidente ha pasado de gustar a molestar. De hecho, el 84% de sus compatriotas se declara insatisfecho con la actitud de Sarkozy respecto al poder adquisitivo, el 75 por ciento le suspenden en crecimiento económico, el 68 % discrepa en su política de empleo y el 63 % no aprueba su gestión en justicia social. En fin, que el morbo y el cotilleo rosa ha dado paso a la crítica política y los franceses quieren seguir teniendo información de los secretillos de alcoba ajena pero, eso sí, bromas con sus bolsillos, ni una. En resumen, que se sienten bien sabiendo que su líder es una animal sexual, siempre que no deje de ser un animal político, al que la fuerza se le vaya de cintura para abajo y no la demuestre de cintura hacia arriba. De hecho, sus adversarios, que dicen detestar la utilización que Nicolás hace de su vida privada, no pierden ocasión para husmear en ella con el argumento de que lo accesorio predomina sobre lo esencial. Así que o el marido de Carla Bruni espabila o le van a espabilar a él. No me extraña que sus asesores anden como locos intentando apagar los ecos de esa loca pasión entre los protagonistas del culebrón.