León de la Riva, un obstinado

EL CORREGIDOR de Valladolid, Javier León de la Riva, es un obstinado. Ha vuelto a reclamar el monopolio del tráfico aéreo para Villanubla. La obstinación es un defecto político grave: lo mismo se empecina uno en el acierto que en el error. Y no es la primera vez, ni será la última, que León de la Riva meta los dedos en la boca de la comunidad para que vomite siempre a favor de la capital que gobierna. Como ginecólogo era un experto. El gran éxito le llegó por voluntad de Ana Botella, a la que cuidó con esmero científico y profesional. Y de ahí saltó a la política. ¿Qué se esconde detrás de su petición?. Sin duda: el temor a la pérdida de vuelos y viajeros que puede sufrir el aeropuerto de Villanubla como consecuencia de la llegada del Ave a Pucela. No se han acortado las distancias, pero sí el tiempo. Son 56 minutos de nada. Y en ese parpadeo de Madrid, ahora resulta que Villanubla está demasiado cerca de Bajaras, que tiene muchas más ofertas de vuelos. Eso exigirá un cambio total en la gestión para que Villanubla, además de los que cancelen por hacer honor a su nominación, pierda vuelos que ya tenía consolidados. Son los efectos secundarios del Ave. Ha puesto contra las cuerdas a las líneas regulares de autocares, pero también pone en aprietos a algunos vuelos. Al alcalde de Valladolid, igual que hizo antes el presidente de la Cámara de Comercio, sólo se le ocurre un remedio para sus problemas: que los demás aeropuertos de la comunidad autónoma se supediten al de Valladolid. Como si este tinglado fuera un estanco. Es la tentación permanente del centralismo vallisoletano. Sólo entiende la comunidad autónoma al servicio de los intereses de Valladolid. Pero bajemos un listón en el análisis. Dejemos la comunidad para pisar los escalones de los ayuntamientos leoneses. Según los estudios que se han hecho y la reacción de la ciudadanía, es mayoritaria la buena valoración que se hace en León de la intención del Ayuntamiento en sanear las cuentas municipales y ajustar la plantilla a las necesidades y dimensiones de esta ciudad. Más tarde o más temprano, estas medidas tendrán que ser tomadas por otros ayuntamientos que se encuentran inmersos en la inflación de plantillas y con deuda asfixiante. Por eso resultan muy llamativas las denuncias efectuadas sobre enchufismo en el Ayuntamiento de Ponferrada, donde han proliferado los familiares de los cachorros políticos del ex-corregidor Ismael Álvarez. En el Ayuntamiento de León también han existido denuncias por parte de los populares en la contratación súbita de seguidores de Abel Pardo. Tuvo un buen maestro. Para que las medidas racionalizadoras y ejemplarizantes tengan credibilidad y consecuencias positivas a largo plazo, es imprescindible despejar cualquier sombra de duda sobre esas contrataciones denunciadas. Por eso los responsables municipales deben dar toda clase de explicaciones con total transparencia sobre los contratos que coinciden en un número tan alto con familiares directos de concejales o con clientes políticos. No vaya a ser que el enchufismo que se echa por la puerta, alguien quiera volver a meterlo por la ventana.