Diario de León

TRIBUNA

Con la cátedra a cuestas

Publicado por
CARLOS ANTONIO BOUZA POL
León

Creado:

Actualizado:

GRAN estafa a la democracia han perpetrado los políticos nacionalistas y de izquierdas al eliminar el llamado Recurso Previo de Inconstitucionalidad. Tal desafuero, es evidente que lleva implícito la aceptación, sin reservas ni cautelas, de una arriesgada política de hechos consumados, cuyos efectos dañinos, por aberrantes que sean, ya no podrán ser corregidos ni siquiera parcialmente. Siempre me ha parecido que el Estatuto Catalán es inconstitucional, tanto en su letra como en el espíritu que lo anima. ¿Podrá el Tribunal Constitucional reconducirlo? Lo dudo. Hay que dudar siempre de la capacidad intelectual y de la rectitud de miras de los que nos mandan, por muy «catedráticos» que sean. El viernes, 9 de enero de 2004, en el programa de TV Andalucía de Antón Benítez, compartían tertulia cuatro periodistas socialistas con el comunista don Javier Pérez Royo y la abogado-periodista villafranquina doña Consuelo Álvarez de Toledo. El presentador preguntó: «¿Qué les parece que el señor Aznar haya dicho que esas propuestas de 17 Tribunales Superiores de Justicia, y las 17 Agencias Tributarias que pide el PSOE, romperán el esqueleto de España?» El señor Pérez Royo, con mal tono y cara de pocos amigos, chulesco y despectivo, habló en primer lugar, y dijo: «Si después de ocho años de gobierno de Aznar no se ha roto España, entonces, ya no se romperá nunca». Una afirmación así, tan rotunda, tan ciega, tan sin argumentos, me obliga a pensar que hay algunos catedráticos por ahí, circulando por las televisiones, a los que les pesa mucho la albarda de su dogmatismo. Que España se rompe o se cuartea en pedazos es evidente. Así lo ve no sólo los del PP y Ciudadanos de Cataluña, también muchos socialistas responsables como Joaquín Leguina, José Luís Balbás, Rosa Díez, Nicolás Redondo Terreros, Cristina Alberdi etc. etc. El domingo 4 de febrero de 2007, Vicente Pueyo le hizo una entrevista en este periódico al catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de León don Francisco Sosa Wagner, conocido socialdemócrata, amigo personal y ex-profesor del señor Zapatero. El señor Wagner, con seriedad y rigor alemán, se despacha a gusto y con valentía, opinando y razonando «igualito» que los que decimos que España se «rompe». Compruébenlo leyendo su sabio libro: «El Estado fragmentado». Un comunista, moderno, nada dogmático, liberal conservador, con buenas «entendederas», José Antonio Moral Santín, «mi hermano de sangre Superman» (ver pág. 107 del libro A orillas del Burbia ), catedrático de Estructura Económica de la Universidad Complutense de Madrid, vicepresidente de Caja Madrid; piensa, en este tema, lo mismo que su buen amigo el socialista moderado don Joaquín Leguina, ex-presidente de la Comunidad de Madrid. El domingo 31 de diciembre de 2006, el premio Cervantes don José Jiménez Lozano, declaraba en Diario de León: «Vivimos una cultura accidental donde la democracia se disuelve en palabrería. Observo una España cuya unidad se cuartea, y la política se manifiesta miserable y repugnante en asuntos como la apertura de fosas de la barbarie de la guerra civil, como si sólo hubiera habido víctimas de un lado y verdugos del otro». Los que creemos que España se rompe no somos unos exagerados, ni de derecha extrema, ni fascistas, ni reaccionarios, ni tipejos, ni tiparracos¿, somos gente normal. Tan normal como los radicales-socialistas republicanos leoneses del Ayuntamiento y de la Diputación que, en fecha 20 de mayo de 1932, elaboraron un «acuerdo conjunto» y lo enviaron a las Cortes Constituyentes de la II República, para evitar que «el proyecto de Estatuto Catalán» se saliera de madre (y padre) y perjudicara a toda la patria española. Me permito recoger aquí, en este artículo, algunos puntos que, sin duda, serán muy ilustrativos para quienes quieran entender: 3º.- «Que esta autonomía catalana en trámite, que concede a las regiones un amplio margen para organizar con arreglo a sus peculiares características la administración de sus intereses, no puede ni debe mermar los supuestos básicos de la soberanía nacional». 4º.- «Que hay tres puntos esenciales en el proyecto de Estatuto que se refieren a la Hacienda, a la Enseñanza y la Justicia, en las cuales una simple lectura revela que el resto de España sufriría, si se aprobara tal como están presentados, grandes perjuicios. La autonomía no puede ni debe servir para que una región cause daño a las demás, sino para que todas ellas puedan desenvolver armoniosamente su personalidad». 5º.- «Que entendemos, por tanto, que debe concederse un Estatuto que no merme las facultades del Estado soberano que son producto de una tradición histórica y fuente de progreso. El Estatuto que se apruebe debe tener los elementos necesarios para que pueda ser aplicado a otras regiones que lo soliciten». «Esta declaración conjunta dirigida a las Cortes Constituyentes se hace en defensa de los intereses que afectan al futuro de la patria española, recogiendo el sentimiento general de la tierra leonesa, que siempre fue una de las regiones españolas, para que, sin odios ni rencores y con elevación de miras se de solución al problema conocido con el nombre de cuestión catalana». ¿Queda claro quién tiene razón? ¿Es necesario explicar quién ha cambiado radicalmente? Parece evidente que, al menos en este punto de la unidad de España, los republicanos de izquierda radical socialista de la II República y los llamados ahora «extrema derecha cavernícola», coincidimos plenamente en lo esencial: que España, la patria común, no se rompa. Que así sea.

tracking