Satanizar la inmigración

LO HA pedido Rodríguez Zapatero y es motivo suficiente para lo contrario. El presidente dijo que el tema de la imigración quedara fuera de la campaña, y el Partido Popular ha metido con calzador la inmigración en la campaña electoral Hasta Mariano Rajoy se ha sacado de la manga la formulación de un contrato. Inventa problemas donde no los había. En esto del temor al inmigrante los dirigentes populares imitan y van por detrás de líderes nacionalistas como Xabier Arzalluz, Heribert Barrera y Marta Ferrusola, esposa rubia de Jordi Pujol, quienes en su día manifestaron lo mismo. En el propio Partido Popular también hay antecedentes, como el ex-ministro de Interior, Mayor Oreja, y Astarloa, su brazo derecho. Los dos intentaron asociar el binomio trabajadores inmigrantes con delincuencia. Pero el más impresentable de todos fue aquel corregidor popular de El Ejido (Almería), cuyo nombre no recuerdo, ni falta que me hace. Decía que los trabajadores inmigrantes, después de currar toda la jornada en invernaderos a 45º, lo que tenían que hacer es desaparecer, esfumarse, sin derecho a ningún servicio ni atención pública. Ese alcalde azul sabía de memoria la lección: cuantos más ilegales y más discriminados, más se les explota. En Europa el enfoque de los programas hacia la inmigración es una de las claves que distingue a los partidos de la derecha conservadora de los de extrema derecha. Éstos son todos xenófobos por definición. La cúpula dirigente del PP sigue escorándose hacia la extrema derecha. Su pronunciamiento sobre la inmigración es la nueva prueba. Y lo es en un asunto trascendental, no de latiguillos electorales o de insultos rancios al presidente y descalificaciones que sonrojan.. Lo de Arias Cañete, sin embargo, es de señorito con sombrero a cuadros a lomos de una jaca jerezana. Se queja de lo mal que está el servicio y, además, de que sale muy caro porque tienen que hacerse mamografías. Un rico, como él, siempre soluciona la crisis despidiendo al criado. Arias Cañete es consorte de una Domecq. Y fue ministro de Agricultura, del que sólo se recuerda aquella campaña de falsas primeras piedras y de falsos regadíos en Castilla y León. Un camión transportaba, subía y bajaba los mismos tubos de un pueblo a otro para que Arias Cañete se hiciera fotos. Otro momento magistral, además de la degustación del chuletón para ahuyentar los miedos a las vacas locas, fue cuando en Aragón declaró que el trasvase del Ebro se tenía que «hacer por cojones». A quién se le ocurre mentar la soga en casa del ahorcado. La respuesta baturra le obligó a salir corriendo, sin desmayo ni aliento hasta Madrid. Y la penúltima de Arias Cañete. Acaba de pedir «medidas brutales» contra la crisis económica. Infumable. Este equipo dirigente del Partido Popular anda muy escaso de la cristiana virtud de la caridad, pero cuenta con la bendición de los obispos para la próxima cita electoral. Yo, por si acaso, no mojaré mis dedos en la pila del agua bendita por temor al sarpullido.