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Enseñar a reciclar
AUNQUE los últimos datos conocidos indican que en el 2007 los leoneses reciclamos un 1% más que en el año anterior, lo cierto es que queda mucho por hacer en este campo y todo lo que se haga será poco. El esfuerzo debe iniciarse desde la cuna y conseguir que desde la más tierna infancia los niños se acostumbren a tirar los papeles y las bolsas de sus golosinas a las papeleras y, por supuesto, cualquier otra cosa. A menudo vemos por la calle a niños que caminan junto a sus padres y que tiran algo al suelo. Esta escena la he visto cientos de veces y hasta hace poco nunca había presenciado que un padre recriminara a su hijo, le hiciera volver sobre sus pasos, recoger lo que había tirado y echarlo a una papelera, que estaba bastante cerca. Esa distancia es la que hay que reducir, porque el reciclado aumentará si es cómodo para los usuarios, que se sentirán respaldados en su omisión si no tienen facilidades. Por eso hay que aumentar el número de papeleras y el de contenedores selectivos. Y para empezar se me ocurre que la margen del Bernesga, en La Condesa, lugar del botellón por excelencia, es el sitio más indicado para colocar contenedores que auxilien a las cuatro papeleras pequeñas que hay ahora y que en las mañanas de los domingos aparecen atestadas y con cientos de envases y bolsas a su alrededor, que era imposible meter dentro. Si no son suficientes deben aumentarse. Todo sea por hacer más fácil el reciclaje y que los jóvenes se acostumbren a una tarea que cada vez es más ineludible. Más contenedores y mayor frecuencia en su recogida darán los resultados apetecidos. Y así el próximo año habremos aumentado el reciclaje más de ese tímido 1%.