LA VELETA
A calentar la campaña
LA ECONOMÍA se va enfriando, y la campaña electoral debería calentarse. Ese es el propósito y la estrategia de Zapatero. ¿Cómo se calienta una campaña electoral? Se supone que con asuntos «calientes» y propuestas «apasionantes». No sé si lo serán las que estos días nos están ofreciendo los líderes: Zapatero, 1,2 millones de empleos para las mujeres, igualdad salarial para hombres y mujeres. Rajoy, contratos para inmigrantes en toda la UE, y el litro de leche a los mismos precios que pagan los alemanes, 70 céntimos, 30 menos de los que se pagan en las tiendas españolas. ¿Calientan estos asuntos? No parece que la fatiga electoral se mitigue con estas propuestas, por más que zapatero revele que le interesa -a su partido- que haya tensión y que él mismo dramatizará para conseguirlo. O sea, que «hará teatro» electoral, género nuevo en estos pagos. En cuando a Rajoy, comprobó que le beneficiaban las fotos con Sarkozy y Merkel, y repite e insiste en invocar el apoyo de ambos, sin reparar que los dos dirigentes europeos están en caída libre, en sus respectivos países, en popularidad y apreciación popular. Más frases heroicas: Zapatero promete ser implacable con el machismo e incansable por la igualdad, inflexible ante la discriminación, frente a un PP; dice, deseoso de retroceder as la España que le gusta, a los camareros que describía Arias Cañete en aquella «mala tarde». Indica Zapatero que al PP le gustan las cosas del pasado, cuando la gente tenía que bajar la cabeza, cuando tenía que ser servil y decir sí a todo... Sin embargo, a ese mismo PSOE beligerante le surgen episodios escasamente modélicos, como la pelea por la adecuación de la casa de Bermejo. Su antecesora en su uso, la ex ministra Trujillo, ha entrado a ese trapo proclamando que esa casa estaba estupenda y que la dejó en perfectas condiciones para vivir. Y luego, resurge el Solbes exigente con las cuentas del Estado, y contrario a dar su apoyo a las empresas inmobiliarias que apostaron de manera más atrevida por ganar mucho dinero y que ahora comprueban que las cosas se les han torcido. Solbes también insiste en que el pan y la leche seguirán subiendo, pero que la inflación se enderezará en marco o en abril. Dice también el «gran jefe económico» que no hay que ir a una lucha poca por bajar los impuestos, y acepta o asume que no sería un drama que nuestra economía creciera por debajo del 3%, después de haberlo hecho al 3,8% en 2007 y al 3,9 en 2006. La campaña sigue, las propuestas y ofertas y compromisos, también. Pero faltan veintitantos días para el 9-M.