La Cabrera sale del arca

EL rifi rafe entre Isabel Carrasco y Francisco Fernández por ver quien figuraba más en Fitur -el alcalde de León, dicho sea de paso, hizo jaque mate en la partida en la que abrió juego la presidenta de la Diputación- hurtó proyección a las y los verdaderos protagonistas, a saber, monumentos, paisajes, gastronomía y gentes de León como reclamo turístico en la feria internacional. El público y el sector profesional del evento se fijó más en el contenido de los stands que en sus disputados huecos, seguro. La Cabrera, tantas veces olvidada, acudió por primera vez en el gran escaparate turístico. Entre tanta disputa, la puesta de largo de La Cabrera en Fitur, dio mucha alegría a quienes la defienden como uno de los tesoros de la provincia leonesa. La Cabrera insólita abrió las puertas a un espacio paisajístico y etnográfico que conserva parcialmente su arquitectura tradicional, lo suficiente para hacer ver a cualquiera que pasee por algunos de sus pueblos (Villar del Monte, Ambasaguas, Forna¿ son excepcionales) la sintonía existente entre las edificaciones construidas por la mano humana y el paisaje que la naturaleza ha regalado a este rincón abrupto del suroeste de León. Lo que un día fue atraso y signo de pobreza hoy es un preciado valor en peligro de extinción. Nunca será bien valorada la pasión de Concha Casado por esta comarca que la hizo Hija Adoptiva, como a Ramón Carnicer. Sin el tesón y la tupida red de complicidades con La Cabrera (García Grinda, Pilar Ortega y Severino Carbajo, Ramiro Arredondas, Manuel Garrido, Javier López Sastre, Nati Villoldo, Senén Bernardo, Olimpia Campos, Mosiés Liébana, el doctor Brian...) que esta mujer ha tejido habría sido imposible rescatar hasta los rincones más hermosos (la chimenea en forma de pagoda que «descubrió» en Villar del Monte y que ha dado la vuelta en reportajes de viajes, por poner un ejemplo). Vale la pena que quienes visitan León encuentren motivos y medios para perderse por la provincia. Y la provincia tiene muchos paños que sacar del arca.