LA VELETA
Imprescindibles
LOS EFECTOS colaterales de los datos de la encuesta del CIS afectan, no solo a los socialistas que todavía no se han repuesto del susto, sino también a los nacionalistas que se ven como imprescindibles. Por lo que, a la vista de sus advertencias, nos espera, de confirmarse la encuesta, una legislatura igual o peor que la anterior, tanto si gobierna el PSOE como si o hace el PP. Por lo menos el PSOE lleva cuatro años toreando en esa plaza, logrando apoyos puntuales y sabiendo, de primera mano, que hay principios inquebrantables que no lo son tanto cuando se acepta financiar un proyecto vasco o catalán de dudosa utilidad, pero de gran venta autonómica. Más difícil lo puede tener el PP después de cuatro años de enconamiento, de presentar recurso a la reforma del Estatuto catalán, del «se rompe España»... nadie les va a creer si vuelven a decir que hablan la lengua de Ausias March en la intimidad. El CIS dice que tanto PNV como CIU conservan sus votos y, punto arriba o punto abajo, van a seguir teniendo el poder decisorio que han tenido hasta ahora. Antes de conocer estos datos, el nuevo dirigente de los nacionalistas vascos Iñigo Urkullu, el sucesor del añorado Imaz, ya ha advertido que quien quiera su apoyo a la investidura va a tener que llegar a un acuerdo sobre el desarrollo normalizado del autogobierno en Euskadi. E insiste en la condición de alcanzar un acuerdo político. ¿El plan Ibarretxe tal vez? Amenaza Urkullu que si ese acuerdo no se consigue no admitirán el derecho de veto y tendrán que tomar otros caminos. Es verdad que en precampaña se dicen muchas bravuconadas tratando de impresionar al indeciso, sobre todo cuando se quiere atraer a los votantes independentistas que se han quedado huérfanos de siglas. Pero el tono no debe caer en saco roto en las filas de PSOE y PP. En cuanto a CIU, la enfermedad de Duran va a obligar a Artur Mas a salir a la plaza y endurecer el mensaje. Porque Mas ha radicalizado sus propuestas, empujado por el hijo de Pujol, verdadero cerebro, cada día menos en la sombra de la dirección convergente. Y también hay que decir que cada vez que ve a Montilla sentado en el sillón presidencial, recuerda el engaño de Zapatero y se echa más al monte. Además hay que robarle votos a ERC. Conclusión: ¡qué cara va a resultar la investidura si alguno de los dos grandes partidos gana el 9-M por una exigua mayoría!