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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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PARA Rodríguez Zapatero, lo bueno de tener a Pedro Solbes, intacto y en forma, es que el flanco económico del Gobierno lo va a encontrar el Partido Popular más o menos amurallado. El presidente no se sentía forzado este lunes a vencer a Mariano Rajoy en el terreno de la economía, pues inició el debate en televisión con un gol a favor, el marcado por Solbes a Pizarro. Rajoy, en cambio, necesitaba remontar el tanteo, no le servía el empate. Había otros asuntos, sin embargo, en los que el líder «popular» podía lanzarse a fondo tras una legislatura de entrenamiento. Y aunque los bloques en que iba a dividirse el debate no se habían hecho con antelación demasiado públicos, se pensaba que el líder del PP no iba a renunciar a una de sus estrategias/estrella: la política antiterrorista del Gobierno. Solbes se ha convertido en una de las piezas fundamentales de estas elecciones, y no sólo por sus méritos objetivos sino, muy especialmente, porque ha logrado devaluar la cotización electoral del popular Pizarro. En el enfrentamiento entre Zapatero y Rajoy, éste lleva así el hándicap de no disponer del edecán del campo económico que pusiera en serios aprietos al candidato socialista. Zapatero, en cambio, ha visto cómo Solbes se ha puesto a trabajar, lanzando ayer la oferta/reina del ofertorio del PSOE. Anunció el vicepresidente económico desde Ciudad Real que la Administración pública asumirá por vía directa o indirecta el coste de reducir el pago mensual de las hipotecas -por compra de la primera vivienda- prolongando el tiempo de su amortización. Algunos sondeos diarios avanzan que el PSOE aumenta su ventaja sobre el PP. Pero esto, de confirmarse en la realidad, no se debería obviamente a que la campaña socialista atrae feligreses de la parroquia popular sino, más bien, a que ZP está arrancando algunos votos a la abstención. En esta tarea le ayudan algunos dirigentes del PP, como Astarloa, que ayer volvía a insistir en que Zapatero «se ha sentado a hablar de política con señores que van encapuchados, con la pistola en la mano llena de sangre». Y como apostilla añadió que «en la próxima ronda negociadora el señor Zapatero estará todavía más blandito y en condiciones de darles aquello por lo que matan a los demás». Lo importante para Mariano Rajoy no es tener al citado Astarloa, sino carecer de un Solbes que podría estarle haciendo, él solo, a Zapatero media campaña. Tener o no tener.