Diario de León
Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

Creado:

Actualizado:

EL PRIMER debate entre Zapatero y Rajoy, los dos aspirantes a ocupar La Moncloa en la próxima legislatura, no se salió ni un ápice del tedioso guión marcado a lo largo de estos cuatro años. Al margen de valoraciones subjetivas sobre el mayor o menor acierto en el tratamiento de los temas, el candidato a la reelección hizo balance de lo conseguido en el cuatrienio y apuntó sus proyectos de continuidad para el futuro, en tanto el actual líder de la oposición le negó el pan y la sal en absolutamente todas las cuestiones, tildándole de mentiroso de varias ocasiones y llegando a la injuria en algún caso como, cuando lo acusó de maltratar a las víctimas del terrorismo. Como estaba previsto, ambos líderes, ya muy curtidos y con un buen conocimiento recíproco, plantearon el debate a los puntos, mediante el desgaste persistente del adversario, y por ello mismo resulta difícil responder a la pregunta lineal de quién ganó el debate. Primero, porque habría que preguntarse qué significa tal victoria; y, segundo, porque como parece obvio el rédito a que debían aspirar los contendientes no era tanto contentar a los suyos, ya convencidos, sino atraer a los tibios, a los indecisos y aun a los alejados de las posiciones propias. En este sentido, es muy dudoso que tanto Zapatero como Rajoy hayan avanzado mucho Rajoy, que llegaba al debate debilitado por el fiasco de un Pizarro naufragante ante un sólido Pedro Solbes, necesitaba hacer un buen papel si quería que siguiera siendo creíble su opción electoral. Y lo consiguió sin duda, aunque por el procedimiento de encastillarse en los argumentos recurrentes en los que se ha mantenido durante toda la legislatura. Una gran parte de la ciudadanía ha amortizado el «proceso de paz», que ya ha quedado archivado en los anales de la triste historia de la violencia en democracia como las tentativas de González y Aznar, y la evidencia demuestra que la reforma del Estado de las autonomías plantea problemas y controversias, pero no abre abismos apocalípticos ni presagia telúricas rupturas de la unidad de la patria. En lo referente a la inmigración, este país está dando lecciones muy elocuentes de tolerancia y de respeto. Ya era notorio que la opción que los ciudadanos tomarán el 9-M es en realidad entre dos propuestas complejas de distinta textura intelectual, con trasfondo ideológico diferente e incluso con estéticas distintas. El PSOE reclama otra legislatura para ultimar un proceso de modernización y de transformaciones de hondo contenido social que han obtenido notable respaldo y el Partido Popular, que nunca aceptó de buen grado su derrota en 2004, aspira a que se reconozca aquella anomalía histórica y a que la sociedad le devuelva el poder, que nunca debió serle arrebatado. Todo esto era patente antes del debate y lo sigue siendo ahora.

tracking