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León

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LA VIDA sigue igual después del primer debate televisivo entre los candidatos. Ni Rodríguez Zapatero ni Mariano Rajoy convencieron a ninguno de los dos o tres millones de votantes indecisos, a ninguno de esos millones de españoles que todabía no saben si ir el día 9 de marzo a las urnas, si votar en blanco, si hacerlo a un partido sin opciones de gobierno o si dar su voto, aunque sea tapándose la nariz, a uno de los dos grandes partidos. Así que ahora, todo se juega en el segundo debate y en las encuestas a medida. La política, como casi todo, es ya un espectáculo. Y como tal hay autores del guión, tramoyistas, escenógrafos, responsables del casting, iluminadores, maquilladores, responsables de imagen, directores de escena, de comunicación y hasta de marketing, fabricantes y vendedores de merchandising, televisiones en directo, críticos a tutiplén... Pero el argumento no parece ni de lejos la pieza más importante de la obra. No importa tanto -a veces no importa nada- lo que se dice, sino cómo se dice, el gesto, la mirada, unos ojos que se pierden no se sabe hacia dónde, una corbata mal puesta... Importa más una imagen que una idea, el bono bus que las palabras, los insultos que los datos, un guiño que una verdad. Puro teatro, apariencia, «parole, parole, parole...». En el segundo debate, que tal vez sirva para lo mismo que el primero, tendrán que hablar de propuestas, de qué piensan hacer con nuestro dinero, con la educación, con la cohesión social, con la equidad entre los ciudadanos. Con la Justicia. No sólo es que el órgano de gobierno de los jueces esté bloqueado y lleve un año «en funciones» poco presentables o que el Tribunal Constitucional haya caído a mínimos de respeto por algunas de sus decisiones. Es que la justicia está paralizada por la huelga de los funcionarios en varias comunidades autónomas -los jueces amenazan con sumarse- y se están suspendiendo miles de juicios que harán aún más lenta la administración de justicia. Ni Rajoy ni Zapatero le dedicaron un segundo a este asunto. Mientras, cada día nos desayunamos con una nueva propuesta de compra de votos: alargar las hipotecas gratis, aunque ya esté legislado; recolocar a los parados de la construcción con compromiso firmado antes de las elecciones; un educador infantil, gratis se entiende, en las empresas con más de seis empleados... ¿Por qué no han hecho antes? ¿Esto es una campaña o un zoco? ¡Mira que si el segundo debate tampoco aclara nada...!

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