Diario de León

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SON LOS CANDIDATOS de los partidos pequeños -UPyD de Rosa Díez o Ciudadanos de Albert Ribera- que bien por estar fundados como tábano del Partido Socialista Obrero Español el primero y Pepito Grillo del PP el segundo, apenas consiguen cuota en los medios de comunicación. No hay que ser Einstein para saber que Rosa Díez -que pudo reinar en Ferraz-, se ha convertido en una presencia molesta para la nomenclatura socialista a la que hasta hace poco pertenecía ella misma. En el fondo, su pecado ha sido haber disputado con José Luis Rodríguez Zapatero por la secretaria general del PSOE. Nunca se lo perdonaron. Rosa Díez dejó el PSOE para no tener que cambiar de ideas, y, salvando las distancias -que son muchas-, Albert Ribera fundó Ciutadans en Cataluña para ocupar el flanco español que no cubría el PP dirigido por Piqué; los dos diputados que consiguió en el Parlament se apoyaban en votos que en términos sociológicos procedían de la misma cantera que los populares. Una y otro, Díez y Ribera, están en ésta campaña electoral jugando como quien dice por las bandas mientras que PSOE y PP ocupan el campo de juego concentrando todos los focos. A otra escala, algo parecido padece Izquierda Unida. Gaspar Llamazares, ha denunciado -y no sin razón- que Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, a la manera de Sagasta y Canovas, se comportan como si estuviéramos de vuelta al período de la Restauración. Los partidos nacionalistas, gracias a las televisiones y radios autonómicas, no sufren esta marginación que, como digo, solo padecen quienes tienen el coraje de no renunciar a la idea de España como nación. Plural, pero una.

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