Cerrar
Publicado por
CARLOS CARNICERO
León

Creado:

Actualizado:

EL INVENTO ES norteamericano, como no podía ser de otra manera. En la primera guerra de Irak se descubrió que la prensa, en la era de la comunicación instantánea, era un arma que no podía quedar descontrolada. Se estableció entonces que los periodistas irían embuchados en las unidades militares sin ningún margen de autonomía personal: sólo podrían ver, fotografiar y grabar lo que se les enseñara, sin iniciativa. Ahora los jefes de campaña han embuchado a los periodistas que acompañan al presidente del Gobierno y al líder de la oposición y los conducen ciegos , de mitin en mitin, sin posibilidad de cruzar una palabra con los candidatos. Les hacen entrar en los actos cuando las luces se encienden y suena el himno a todo volumen con las banderas al viento, en el mismo instante en que conectan las televisiones para reproducir los fragmentos elegidos del mensaje de cada día. El margen para el error es casi igual a cero, porque todo está tasado como en los anuncios publicitarios. Se enseña sólo lo que se quiere que se vea. La política está envasada al vacío para que las ofertas aguanten la erosión del contacto con la gente. El plástico separa la humanidad que se esconde detrás del mensaje de quien recibe el contenido y los efectos secundarios de cada recomendación no se perciben. Las emociones se inducirán por la coreografía, la música, las luces y la distancia con los líderes será un factor de movilización porque no permitirá que los defectos se intuyan. En los debates, el periodista podría ser sustituido por una maquina. Este esquema de laboratorio es muy útil cuando no se dispone de proyectos. Si ya se ha descubierto que el miedo es factor esencial de esta campaña, los rasgos humanos para generar adhesión no son importantes porque lo que se buscas es el rechazo del adversario. Ahora que los periodistas están embuchados en las campañas, lo recomendable sería que el paso siguiente fuera la utilización de robots que sigan el itinerario de los candidatos con la misma metodología de las máquinas tragaperras. Todo el mundo sabe que los premios están programados.