Estrategias

SUELE DECIRSE que las campañas, como los debates, las pierden quienes más torpezas cometen. No basta con un comportamiento bueno, hay que evitar traspiés y errores de bulto. El error del bonobús, o el de la niña de Rajoy se recordará durante muchos años. Tampoco se pasará por alto, en el recuerdo de esta campaña y sus accidentes el insulto de González a Rajoy, aunque es posible que siempre se recuerde que el expresidente llamó imbécil y vago al candidato. Tampoco se olvidará... Por más que haya pedido disculpas. Y de otro lado, a nadie gusta que le revelen sus estrategias. Gabriel Elorriaga ha cometido una de esas torpezas de libro gordo de Petete: Ha revelado, y luego desmentido que dijera precisamente al Financial Times de Londres, que su estrategia, la del PP, se basa en sembrar dudas sobre economía, inmigración y política territorial entre los propios votantes socialistas, para conseguir que éstos, en la duda, se abstengan. Desde luego, esa estrategia parece haber sido bastante eficaz en las últimas semanas, y precisamente en esas materias, en las que los oradores del PP han insistido en que el PSOE gobernante no lleva una gestión económica eficaz, y deteriora el poder adquisitivo del ciudadano; que el PSOE gobernante es demasiado amable y condesce ndiente con el inmigrante, que está quedándose con empleos en un momento de debilidad de la economía, y que el PSOE gobernante, y en particular Zapatero, siguen sin tener una idea clara de España y de cómo ordenarla, frente a su antecesor Aznar, que, en su mandato, decretó que no habría ya un solo cambio en los estatutos de autonomía... Por lo demás, la campaña electoral se ha visto alterada y agitada por la noticia de los muy graves disturbios registrados en la Plaza de Tirso de Molina de Madrid, un barrio multiétnico, lleno de inmigrantes, por donde transcurrían nada menos que dos manifestaciones de ultraderechistas. Se les enfrentaron los antinazis, o antisistema, y hubo de interponerse la tercera fuerza, la policía, porque las cosas llegaron a más. ¿Cómo es posible que haya tal abundancia de fascistas y de antisistema, y cómo es posible que tengan autorización legal para manifestarse de ese modo, en pleno centro de la capital? Pues, para que no falte de nada, en una campaña tan amena y variada en estímulos de toda naturaleza...