Hillary, una superviviente Miedos

HAN acertado quienes aseguraban que Hillary Clinton no estaba desahuciada pese a los triunfos iniciales de Obama, un candidato atractivo pero con muchas menos posibilidades que su antagonista demócrata de ganarle la partida al republicano McCain: la carrera a la presidencia del Partido Demócrata ha vuelto a dar un vuelco tras las victorias de la candidata Hillary en los estados de Rhode Island, Ohio y Texas, triunfos obligados para la senadora por Nueva York que ha resucitado en la carrera presidencial y rompe la racha de triunfos de su rival. De cualquier modo, y aunque la victoria de Clintonha supuesto un empuje en su candidatura, todavía tiene que hacer frente a un déficit en delegados para la convención que elegirá en agosto al candidato demócrata. En Ohio, Hillary tuvo palabras para los más marginados del país e hizo especial referencia a las personas sin techo y a los que todavía continúan esperando para recibir asistencia médica. SEGÚN propia y espontánea confesión, mucha gente vio los debates entre Zapatero y Rajoy por «dolorosa obligación». Por sentido cívico había que asistir a unos actos de objetiva importancia a la hora de adoptar una decisión electoral perfectamente fundada el próximo domingo. Pero los espectáculos impuestos por ambos partidos, aceptados resignadamente por el equipo técnico que los llevó a cabo y soportados estoicamente por la audiencia fueron aburridos remedos de debate, simples esperpentos de las piezas periodísticas que debían haber sido. Para valorar las propuestas políticas de los dos principales candidatos de forma amena, accesible, atractiva y periodísticamente vistosa, lo natural hubiera sido enfrentar a ambos a la vez con media docena de avezados profesionales de la información dispuestos a preguntar libérrimamente sobre los temas más candentes. ¿Por qué no se hizo así? Porque los políticos temen ver cómo su limitado ingenio es arrollado por la realidad y por el reflejo periodístico de la opinión pública. Un síntoma del déficit democrático que aún padece nuestro régimen político, bisoño y opaco.