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Publicado por
ANTONIO CASADO
León

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MARIANO Rajoy opta a la reelección como presidente del PP en un congreso nacional convocado para el mes de junio. Al mostrarse abierto a competir con otros eventuales candidatos, bien podemos dar por iniciada la lucha por el poder en el PP, salvo que finalmente se acabe celebrando un congreso de candidatura única, en línea con la tradición de este partido. Sólo en este caso se podría aplicar a la decisión de Rajoy el benemérito propósito de evitar una lucha por el poder con vientos de guerra fraticida. Pero aún en ese caso, con la sola candidatura de Rajoy en el congreso de junio, también puede desatarse un choque de proyectos alternativos o ambiciones personales de poder, aunque éstos no lleguen a concretarse en la formalización de candidaturas para competir con el equipo que Mariano Rajoy dará a conocer en vísperas del congreso, según él mismo ha declarado. De momento, el único proyecto alternativo visible que se ha venido insinuando incluso antes de las elecciones del 9-M lo representa Esperanza Aguirre, aunque bien podría ser una persona de su cuerda, no necesariamente ella, que no es diputada, quien lo encabezase en la pugna congresual. Podríamos definir esta candidatura como la «derecha sin complejos», tal y como la denominan sus agitadores mediáticos, que tan activos han estado y que tanto han condicionado desde fuera el discurso oficial del PP a lo largo de la pasada Legislatura. Puestos a especular, quedaría una tercera opción: una candidatura de nueva planta formada por dirigentes jóvenes y encaminada a la renovación generacional del partido, al estilo de la protagonizada en la primavera de 2000 por Rodríguez Zapatero y su gente de primera hora (Caldera, López Aguilar, Trinidad Jiménez, José Blanco y Jordi Sevilla). Por su carácter rupturista, también tiene parangón en el aterrizaje de Aznar, en vísperas de las elecciones generales del 89, cuando el ya ex presidente del Gobierno puso a cero el cuentakilómetros de la derecha, incluso con un cambio de nombre (de AP a PP). En principio, ninguna de estas dos alternativas parece tener posibilidades frente a la candidatura de Mariano Rajoy. Sólo en principio y a la vista de, por un lado, la última cosecha electoral del PP -la herencia de Aznar mejorada en 400.000 votos-, y por otro, el apoyo y la satisfacción mostrados por los «barones» del partido. En todo caso, va a ser apasionante el proceso abierto como consecuencia de una segunda lectura de los resultados del 9-M y meditada a lo largo del lunes en contacto con algunos líderes regionales (Camps, Javier Arenas, Núñez Feijó y Juan Vicente Herrera).

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