La calle también es nuestra

LA jornada de reflexión arrebató a las mujeres la fiesta en la que se celebran los frutos de una larga historia de reivindicación y recuerdan lo que queda por hacer. Pero, como respondiendo al tópico de «mujer prevenida...», unas se adelantaron (Fabero), otras decidieron no renunciar al 8 de marzo (Matallana de Valmadrigal, San Andrés...) y otras se reservaron para superar el empacho electoral. Las mujeres han teñido la semana de una amplia gama de violetas, como las paredes de Feve grafiteadas para la ocasión (y para la memoria urbana), bajo una mirada de censura de esa parte del vecindario que no ha querido ver en esta iniciativa un símbolo de la lucha incruenta de las mujeres, de su poder creativo y de la alegría, el grito, de los logros. La calle, al fin y al cabo, también es nuestra, de las mujeres. Conquistar la calle, los espacios públicos, ha sido uno de los retos de las mujeres en el siglo XX, empezando por el derecho al voto. Hay que ver lo enérgicas y convicententes que fueron aquellas sufragistas de principios del veinte... Ahora, en el siglo XXI, el reto es que los hombres conquisten el espacio privado, la casa, el cuidado de las personas que carecen de autonomía... los afectos, la expresión de las emociones. En fin, esa nueva masculinidad que ya reclaman algunos, los hombres por la igualdad, y echan en falta muchas. El permiso de paternidad es sólo el principio... En Fabero se habló de las mujeres en las noticias y en la publicidad, de salud, de cine y de risoterapia. (Por cierto, sor Marie Paul, de la casa de acogida, reclama ayuda del empresariado leonés para que contrate a las mujeres víctimas de malos tratos por el Plan Dike, subvencionado por la Junta. Mójense). En León, la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de León (FAPA-León) puso sobre la mesa el debate de la educación en igualdad, una reflexión que no se puede agotar en la escuela mixta. Las artistas fusionaron sus creaciones con la música: Nosotras en El Albéitar, ayer. Y las feministas deleitan, esta tarde en el Ángel Barja, con la música y la poesía compuesta y escrita por mujeres. Ha sido un placer.