Diario de León

CRÓNICA SEMANAL

O Rajoy, o la balcanización del PP

Publicado por
MANUEL CAMPO VIDAL
León

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TIENE TANTO derecho a intentarlo otra vez como Felipe González o Aznar, ambos presidentes a la tercera. Así lo entendíamos en este periódico la noche electoral en el que valoramos que Zapatero había ganado, pero también que Rajoy salvó los muebles con enorme dignidad. Algunos en su partido y en la coraza mediática que lo anima querían jubilarlo a toda prisa. La tarde del martes reapareció sonriente en una rueda de prensa antológica. ¿»Máximos dirigentes los del balcón de Génova? Lo desmiento. Mi mujer en ningún caso». Un asistente al Comité de Dirección en el que Mariano Rajoy había anunciado su continuidad minutos antes, relata que se guardó el anuncio para el final y que fue aplaudido todo el mundo cuando intervino para apoyarlo, incluso Ruiz Gallardón, menos Esperanza Aguirre. Su intervención fue seguida de un silencio general. O Rajoy seguía o la balcanización del PP estaba servida. Ahora a ver quien se presenta contra un Rajoy al que se supone más libre que nunca. En el 14-M era un simple designado por Aznar. En la legislatura que termina intentó librarse de sus ataduras sin demasiado éxito. Recuerden que declaró, con voluntad de pasar página: «El 11-M es historia». No se lo toleraron en la «banda de los cuatro», expresión de Pablo Sebastián publicada en Abc , a saber Acebes, Zaplana, Pedro Jota y Federico. Había que dedicarse a la mochila bomba, a cloratitas varias y a otros episodios que una sentencia judicial muy fundamentada calificó como falsedades dos años después. Para entonces la legislatura estaba casi agotada y hablar de crisis económica en los dos últimos meses sonó a improvisación. Así era difícil ganar pero aún con esas, y con la contribución adversa de la Conferencia Episcopal, estuvo cerca de dar un susto muy serio a Zapatero. En Cataluña el PSC llenó las ciudades de carteles que acabaron moviendo a la gente: «¿Indeciso?. Escucha la Cope ». O este otro: «Si tu no vas, ellos vuelven». Podría parecer el fragmento de un bolero, pero la ciudadanía entendió el mensaje. El Rajoy del tercer intento parece otro. Su fuerza en el partido ya no procede del dedo de Dios sino de un crecimiento electoral importante. Si con esas compañías, políticas y mediáticas, creció en diputados y porcentajes, después de una buena legislatura en la que el sentido de Estado impere frente a la erosión de las instituciones tan perniciosa como la que hemos vivido, sus opciones son serias. Cuatro años son, de todos modos, una eternidad en política. Y habrá que ver si Zapatero viene con un equipo improvisado como en el 2004 o se refuerza notablemente. Aquellas ingenuidades de preferir gentes de menos de 50 años, ya se superaron: Solbes, De la Vega, Rubalcaba y Mercedes Cabrera le salvaron de los apuros más difíciles. Incluso electoralmente. Solbes, aún tuerto, sin complejo alguno en televisión, pinchó el globo de Pizarro en un debate en Antena 3 . Y en Valencia, esta semana, dirigentes del PP confirmaban que, si en vez de enviar como cabeza de lista a la Vicepresidenta Zapatero deja a un socialista local en el cartel, el PP le saca cuatro diputados, o más. El resto de ministros paracaidistas en las listas no le dieron resultado al Presidente con dos excepciones: la ministra Elena Espinosa en Ourense y Carmen Chacón en Barcelona. No solo ella explica allí el resultado. Montilla es mal cartel electoral, sin glamour alguno, pero su serenidad y su eficacia son apreciadas cada vez más por el electorado. Zapatero tiene su público y Felipe González movió el cinturón de Barcelona. Es mérito de los cuatro y de una campaña interesante. Lo demás estaba previsto y escrito en este periódico: la caída al vacío de Esquerra Republicana, huérfana de Aznar, y el «virgencita que me quede como estoy» de Convergencia. Ahora Zapatero debe hacer un buen gobierno. Los Vicepresidentes repiten y José Blanco va seguro, acaso a Fomento. Ocho años de eficaz secretario de Organización -no hubo otro mejor desde Alfonso Guerra- ya bastan. Algún otro repetirá, pero la quiniela sólo la rellenará Zapatero la semana que viene en Doñana. Entretanto, Madrid hierve en rumores sobre listas de ministros caídos o a punto de subir al altar. Suspense.

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