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Publicado por
MIGUEL PAZ CABANAS
León

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PARECE ser que, sin ser invitado expresamente por las autoridades académicas, el pasado 13 de marzo acudió al campus de Vegazana el célebre y emérito profesor de la Universidad de Edimburgo Johnnie Walker, quien, vestido con su ya clásica y excéntrica casaca amarilla, ofreció una conferencia al aire libre ante miles de embriagados, perdón, entregados universitarios leoneses, que lo vitorearon con júbilo empuñando todo tipo de envases. Con su habitual elocuencia, el erudito escocés dio una charla magistral sobre los beneficios de las bebidas espirituosas y animó a sus jóvenes oyentes a que «disfrutasen de una época llamada al hedonismo, donde lo que importa es pasarlo bien y el que venga detrás que arree». «No future», cantaban los Sex Pistols, y a lo mejor eso es lo que sucede con esta generación, que no ve muy clara su proyección laboral y que, ante un panorama de sacrificios e hipotecas leoninas, prefiere ahogar sus penas por anticipado. Lo que resulta ya un poco más inquietante es que lo haga en lo que Platón y otros personajes trasnochados tenían por el templo del saber. En fin, puede que todo esto del botellón y el cierre de Facultades -¿mentales?- sea sólo una moda pasajera y que lo que urja es proporcionar a esta juventud más canales de diversión, nu-metal en las aulas, por ejemplo, o subvencionarles orlas en las que aparezcan vestidos a lo full monty, o abrazados en amor y compañía con curdas de espanto. Así, a lo mejor les resulta más llevadero lo de seguir en casa, porque tampoco es cuestión de afligirles con conciertos de Schubert, o recitales de poesía machadiana. No generalices ni exageres me dice mi hija, precisamente universitaria, pero prefiero pecar de vitriólico, porque aunque nos cueste creerlo, la línea que nos separa de la indolencia y la estolidez es muy delgada, y si uno empieza a cruzarla desde joven, cuando debería estar desarrollando su conciencia crítica, mal vamos. Y esa conciencia, por cierto, no se cultiva dando berridos en la manada, ni agarrándose al gollete de un garrafón.