TRIBUNA
Reflexión
HACE unos días, el conocido columnista Raúl del Pozo, refiriéndose a los movimientos soterrados que ocurren en los partidos políticos después de perder unas elecciones, citaba al mismísimo Jesucristo, quien según los Evangelios, con ocasión de realizar un milagro dijo: «que enmudezcan los demonios y hablen los mudos». Como quiera que soy en la actualidad un militante de base del PP y por lo tanto necesariamente mudo, quiero atender la petición del Mesías y la del secretario general del PP de León, y otros cargos, quienes aseguran que debe de hacerse una reflexión, y dar mi opinión sobre lo ocurrido el pasado 9-M al PP de León. Según el diccionario de la lengua española, descalabro es contratiempo, infortunio, daño, pérdida. Pues bien, descalabro, por más que nos duela y mal que nos pese, es lo que le ha ocurrido a mi partido, al Partido Popular, en la provincia de León, en las pasadas elecciones generales celebradas el 9 de marzo, a la vista del resultado: PSOE 166.350 votos - PP 143.897. Si descalabro equivale a pérdida, es indiscutible que el PP de León ha sufrido un descomunal descalabro. Los datos son categóricos. Hemos perdido por 22.500 votos de diferencia con el PSOE, la mayor ventaja de la historia, lo que además de pérdida, supone un infortunio, un daño y un contratiempo sin paliativos, ya que no sólo no se ha conseguido el objetivo de dar la vuelta a los resultados de 2004, y contribuir así a la victoria del PP a escala nacional sino que nuestro adversario, el PSOE, aumenta su ventaja en un 6% y nosotros perdemos nuestro suelo electoral que estaba en los 150.000 votos. Si descalabro equivale a infortunio, no deja de ser un infortunio que León, sea la única provincia de las nueve de la comunidad autónoma en la que el PP pierde, en la mayor derrota de su historia. Como diría un cronista local «León aparece como un isla roja en medio de un mar azul». Resultado: PP 8 PSOE 1. León, pese a lo que algunos han afirmado, sí es, al menos electoralmente «el patito feo de la comunidad». Ellos, el PP de Burgos, Zamora, Salamanca, Soria, Valladolid, Palencia, Ávila y Segovia pueden sentirse orgullosos, nosotros no. ¿Alguien puede ocultar que es un descalabro sin paliativos perder en la capital por más de 4 puntos, en Ponferrada donde teníamos puestas todas nuestras esperanzas, por más de 10 y en San Andrés del Rabanedo por más de veinticinco? ¿Alguien se puede sentir orgulloso de este estrepitoso fracaso? Por lo visto y por lo oído sí, con excusas tan tópicas e inconsistentes como que el PSOE ha fagocitado a la UPL. ¿Por qué no hemos sido nosotros capaces de captar ese voto? o que los ministros del Gobierno se han volcado en visitas a León. ¿Por qué no hemos sido nosotros capaces de resaltar de un modo eficaz todos los incumplimientos de ZP con León? ¿No decían antes de las elecciones que ese efecto no existía? ¿Por qué no han sido los responsables del PP capaces de neutralizarlo? ¿No gobernamos la Junta y la Diputación? ¿Por qué no hemos rentabilizado estos gobiernos como el PSOE, al parecer, ha rentabilizado el suyo? Ante esto la Junta Directiva del PP, salvo alguna honrosa excepción, dice que los resultados han sido buenos y se felicitan por ello y dicen que si ahora no ha podido ser ya será en 2012. ¿Piensan llevarnos los mismos a una tercera debacle? La derrota ya no tiene remedio, pero a votantes, simpatizantes y afiliados podían dejar de tomarnos el pelo. Cuando un partido, pierde dos elecciones seguidas, con una sangría de votos como la ocurrida al PP de León, debe plantearse al menos que algo va mal y reconocer que los responsables no han estado a la altura de la circunstancias. Pero nada de eso ha ocurrido; derrotados en las elecciones, quieren ahora imponer la autoridad en el partido, en un desafío un tanto chulesco: «si algunos críticos quieren plantar cara en el próximo Congreso que lo hagan». Ya sabemos que ese Congreso al que aluden, no sería organizado por una gestora neutral, después de la dimisión del actual equipo directivo, no, sería controlado y organizado desde el poder, que naturalmente se presenta a la reelección. Ya sabemos por una larga experiencia, que por lo general los congresos organizados por el aparato del partido, que a la vez concurre a la elección de puestos directivos, suelen resolverse a la búlgara ¿o no?