Diario de León
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CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE
León

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LA LEGISLATURA está todavía en el terreno de las declaraciones de intenciones, pero las primeras palabras que están pronunciando los líderes políticos y los primeros cruces de gestos invitan a soñar con una Legislatura más razonable que la que dejamos atrás. El único roce que ha habido hasta ahora entre el PSOE y el PP sobre si Rajoy debería abstenerse en la investidura de Zapatero parece poco menos que anecdótico. Es verdad que durante la campaña Rajoy dijo que eso es lo que le pediría al PSOE si las elecciones las ganaba el PP, pero es igual de cierto que esa frase se refería a una situación que no se ha producido en la que la abstención del gran partido derrotado fuera decisiva para evitar que el gran partido ganador tuviera que pagar un precio inasumible a los nacionalistas para superar la votación de investidura, como ocurrió en la anterior Legislatura. El amplísimo respaldo que ha conseguido Zapatero en las urnas aleja ese fantasma. Es natural que el principal partido de la oposición quiera saber cuales son las grandes líneas programáticas del Gobierno antes de decidir su voto El otro roce, esta vez entre los nacionalistas y José Bono, puede resultar algo más significativo, ya que responde a las primeras escaramuzas sobre el reparto del poder institucional y a la delimitación del terreno de juego de los pactos entre el Partido Socialista y sus antiguos socios, pero como esta vez no son los socios nacionalistas quienes tienen «la llave» sino Zapatero, nada le obliga a ir ni un milímetro más lejos de lo que quiera ir sin que peligre la gobernabilidad. ¿Y dónde quiere ir Zapatero? Esa es la cuestión. Como ha dicho Rajoy, quien tiene que mover ficha es el Gobierno. Los primeros movimientos, desde mi punto de vista, parecen augurar que el deseo de recuperar los grandes pactos de Estado y pasar la página de la crispación que Zapatero expresó en la noche electoral, es un deseo sincero. Trabajo y diálogo para recuperar los consensos de la Transición es la divisa del nuevo portavoz del PSOE en el Congreso, cuyo talante dialogante ha merecido el aplauso de toda la oposición. Y que los argumentos sustituyan a la confrontación y las ideas a los insultos es lo que le pidió Zapatero a su grupo Parlamentario en su primera reunión en el Congreso. Estamos, todavía, en el terreno de las intenciones; y necesitamos ver para creer, pero, por lo menos, la letra de la canción suena bien.

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