Orden de combate

LO PRIMERO que suele decirse cuando el enemigo avanza es que no es verdad, ya que aunque se esté quieto a los que nos obliga a movernos es a nosotros, si bien marcha atrás. El unánime enemigo es ahora la crisis económica, que es poliforme, pero no hay forma de librarse de ella. El confirmado presidente Zapatero está urdiendo estrategias, como es su elegida obligación. Tiene que elaborar un plan de choque antes de que todos sus compatriotas choquemos con la realidad, que tiene fama de dura. Todo parece inducir a que va a apostar por la inversión pública en obra civil y VPO, la devolución de impuestos, la política social y la modernización del país, incluido el Ministerio de Justicia. Por su parte, el líder de la oposición, que parece que se encuentra a gusto en el cargo, ofrecerá consenso en la lucha contra ETA y un modelito nuevo territorial. Ha dicho que estará más preparado para gobernar en 2012. Sin duda también habrá acumulado más experiencia en 2018. Qué más quisiéramos todos que surgiera un contemporáneo luminoso, abnegado y clarividente que acertase a llevarnos por los risueños senderos del bienestar. Solo o en compañía de otros. Nos daría lo mismo. Incluso no le pondríamos pegas al hecho de que sus socios fueran del partido rival. Ya sabemos que la política hace extraños compañeros de cama, aunque Groucho Marx disintió de esta opinión y se muriera convencido de que lo que verdaderamente hace extraños compañeros de cama es el matrimonio. Todo estará listo en el Congreso para el debate de hoy al mediodía, cuando José Bono, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, ya que sabe dar puntadas sin hilo, declare abierta la sesión de investidura. Que Dios reparta la suerte, si es que se mete en política.